Elías López-Romero
Elías López-Romero
Cuenta Elías López-Romero que empezar a poner edificios en el paisaje dónde antes no había nada quizás marcó la historia de la humanidad. Que parte de la sociedad compleja de hoy viene del neolítico. De cuando las tribus de cazadores se asentaron como grupos ... de agricultores y ganaderos. Y Extremadura es una tierra prolífica en megalitismo. Con sistemas de información geográfica, fotogrametría y estudios en escala trata de desentrañar toda la información que dejaron las comunidades asentadas en la región en el 4000 o 4500 antes de Cristo. El investigador del Instituto de Arquelogía de Mérida y del CSIC lo expone hoy a las ocho en el Liceo.
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–Cuando hablamos de magalitismo en Extremadura, ¿de dónde podemos partir?
–El megalitismo en Extremadura es un fenómeno de la prehistoria. Constituye, por decirlo de alguna manera, la primera arquitectura de la humanidad. Es lo que todos conocemos como dólmenes o menires. Es una manifestación que tiene que ver con el mundo funerario, con los enterramientos en la prehistoria, pero también con el ritual religioso y simbólico.
–¿Dónde podemos localizarlo?
–Partimos de que es un fenómeno europeo. Y dentro de Europa, la fachada atlántica. Oeste de la Península Ibérica, oeste de Francia o Islas Británicas. Hablamos del año cuatro mil quinientos antes de Cristo. Y surge en un momento en el que las sociedades humanas empiezan a cultivar y a domesticar los animales y las plantas. Empiezan, por tanto, a dejar su huella en el paisaje. Con la agricultura, la ganadería y la construcción de estos monumentos vemos sociedades de construcciones artificiales. Por eso decimos que en el neolítico ya se hace visible el impacto humano en el paisaje.
–¿En qué línea temporal podemos enmarcarlo?
–Tiene bastante duración en el tiempo. Empieza en el 4000 o 4500 antes de Cristo y se prolonga hasta el principio de la Edad del Bronce, sobre el 2200 antes de Cristo. Estamos hablando de 2000 años en los que hubo estas construcciones funerarias. En Extremadura hay mucho más densidad en la frontera con Portugal. También tenemos en Montehermoso, en Cáceres, en la Vera y en el interior de Tajo hasta Toledo. O en Almendralejo, Huerta de Otero, que es una construcción reciente en el contexto prehistórico. Fue como al final de este periodo.
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–Por lo que cuenta, la verdadera revolución, como especie, fue dejar de ser cazadores recolectores y convertirnos en agricultores y ganaderos.
–En la historiografía arqueológica se acuñó el término de 'revolución neolítica'. Hay un cambio profundo. Es importante, por ejemplo, la concepción que empiezan a tener esta sociedad en la concepción del mas allá.
–Solo se puede conocer el pasado avanzando en el futuro. ¿Qué puede cambiar la investigación de la prehistoria sobre la concepción de la prehistoria que tenemos ahora?
–Hay un tipo yacimiento que se ha descubierto en Portugal y que hasta ahora solo se conocía en Reino Unido. Nunca se había identificado en la Península Ibérica. El megalitismo no es solo la construcción de dólmenes. También las hay de madera o de tierra. Los nuevos descubrimientos nos modifican la idea que tenemos sobre el periodo. Tenemos sistemas de información geográfica y herramientas para ver cómo unos yacimientos eran visibles desde otros. Ahora podemos saber si un dolmen era visto, por ejemplo, desde un poblado. No se trata solo de hacer una excavación arqueológica al uso, sino de comprender cómo es el paisaje alrededor y qué claves había en las sociedades del pasado para sus lugares de culto.
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–Hasta qué punto es importante constatar el megalitismo en Extremadura.
–Hablamos de un tiempo en la historia de la humanidad en la que se da el gran salto de una economía y de una sociedad que vive en tribus, como puede ser el paleolítico, a una sociedad que va conformando lo que somos. ¿De qué vivimos hoy? de la agricultura, de la ganadería. Hasta el neolítico no había construcciones. Poner un edificio en el paisaje donde antes no había nada, marca mucho en la historia de la humanidad. Parece algo presuntuoso, pero es así. Es el comienzo de las sociedades complejas. Hay alteración del paisaje, construcciones y las relaciones de poder. Empieza a ver jefes. Conocer cómo fue ese fenómeno, es conocer el origen de lo que somos hoy.
–¿Cómo se trabaja y se aborda esta investigación?
–El trabajo consiste en estudiar los monumentos megalíticos de Extremadura viéndolo en diferentes escalas. Empezamos en el propio yacimiento. En el dolmen. Y luego vamos aumentando. A escala local primero viendo el entorno. Intentamos comprender qué otros yacimientos de la misma época. Después a nivel del suroeste peninsular y finalmente europeo. En esa aproximación por escala hay desde excavaciones para ver los materiales hasta estudios con fotogrametría digital en la que reconstruimos los yacimientos y detectamos si están en peligro de destrucción. Y con sistema de información geográficas analizamos el territorio. La hidrología, la geología y el mapa de yacimientos nos puede trazar, por ejemplo, el camino que los une. Y ver como un dolmen se hizo en un sitio para controlar todo el valle. Eso nos dice cómo un grupo en concreto se integró en la sociedad de su época.
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–Para la gente que tenga interés por el megalitismo ¿qué yacimientos podemos recomendar?
–En Extremadura hay muchos dólmenes. Muy cerca de Mérida, por ejemplo, está el dolmen de Lácara. Es impresionante. Es el más grande del suroeste peninsular. También el dolmen de Magacela. Y luego conjuntos como el de Barcarrota y muy importante es el de Valencia de Alcántara. Se puede dar también el salto a Castelo de Vide y el Alentejo.
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