Las duchas de Proserpina junto a la orilla no funcionan. Las sombrillas de la zona de baño están casi enterradas en agua porque la charca rebosó tras las borrascas de primavera. El nivel corona la presa.
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Se multiplica el tráfico al lago en junio. ... A los pescadores y residentes habituales que pasan por allí en otoño y primavera se suman a partir de ahora los grupos que van los sábados y domingos a bañarse, tomar el sol o a los chiringuitos.
También se convierte en parada habitual para los autocaravanistas que buscan un sitio fresco y cómodo para pernoctar fuera de Mérida.
La zona de recreo y ocio, la más próxima a los negocios de hostelería, apenas se ha habilitado. La maleza crece junto al camino perimetral y no se ha recortado. Las averías en las duchas no se han reparado.
Pero temen los vecinos, sobre todo, lo que pueda ocurrir los fines de semana por las noches.
José Manuel Sánchez y Josefa Sánchez residen en la parcelación de Punta del Águila.
A la urbanización de casas se llega por la carretera principal tras dejar atrás la glorieta y el Lavadero de lanas. Cuentan que en esta fecha, al llegar más peatones moviéndose por los márgenes y más coches hacia los aparcamientos, también hay más peligro porque no hay pasos de peatones ni acera.
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Apenas hay iluminación en la carretera y los aparcamientos. La última inversión de mejora se centró en la muralla, pero no en el vial que va hasta el Museo del Agua. «Viene mucha gente a cenar en los chiringuitos o a las orilla, pero no se ve nada. La gente cruza, los coches pasan y no se ve nada. Hay que ir con mucho cuidado», advierten.
Todos los veranos piden los residentes que se mejore la iluminación. Que pongan farolas cercanas a la cuneta o señales iluminadas para que se vean bien los coches que entran y los peatones que se van. «Ya lo hemos dicho muchas veces, esta carretera no está preparada para digerir el tráfico que se mueve en verano». Por la experiencia de otros años, el riesgo va en función de la oferta hostelera que funcione en la charca. Los veranos que ha abierto solo un negocio en la orilla, el paso de coches no generó problemas con los vecinos, pero cuando han abierto todos se han colapsado los aparcamientos.
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Proserpina gana residentes desde la pandemia. Sigue el goteo continuo de casas que se rehabilitan para vivienda fija y de chalets nuevos. «El año pasado, los sábados de julio y agosto no se podía aparcar. Podían abrir el aparcamiento del Museo del Agua y poner más pasos de peatones».
Miguel Ruiz, otro vecino de Punta del Águila, cree que esta zona de Proserpina necesita una inversión similar a la del Tiro. En la entrada al club social se trazó un aparcamiento amplio lejos de la carretera y se separó el tránsito peatonal de la carretera.
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La concejala Silvia Fernández anunció ayer las obras recientes que se han hecho para corregir las deficiencias en la urbanización. Según explicó se han hecho algunas canalizaciones para evitar las inundaciones en las tormentas. Hay calles y cruces cerca del perímetro en las que se forman bolsas de agua porque no se desagua bien. Ahora, según explica la concejala, han reforzado la red de aguas pluviales para que no haya inundaciones.
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