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Mérida | Emerita Lvdica

El público de los juegos romanos salva al gladiador Balcar

Emerita Lvdica. Los nueve combates de la gladiatura fueron reales, sin coreografía, con golpes y patadas, pero sin acero ni punta

Antonio Gilgado

Mérida

Domingo, 4 de junio 2023, 07:32

Nueve combates en la gladiatura de ayer en el Emerita Lvdica. Llegaron a los juegos los gladiadores en desfile desde el Arco de Trajano.

Ovacionados por los patricios que llenaban las calles del centro a esa hora. Se colocó pronto el público en el Anfiteatro, pero el sol directo de las siete de la tarde hizo que muchos desistieran al segundo asalto.

Se presentaron los juegos como un deporte y honra a los antepasados. Ya lo dijo el director del evento. «No estamos ante una coreografía o un teatro. Es un deporte. Van a luchar. Van a sufrir para ustedes. Para honrar a los gladiadores de hace dos mil años». Y como tal se comportó el público. No tuvo mucha piedad tampoco con el pulgar.

En los Milagros, a las once, habrá hoy haspartum, una mezcla de fútbol y boxeo

Pidieron 'yugula' para un murmillo que se lesionó y no pudo seguir. Era habitual en Roma pedir la muerte a los que deshonraban la lucha y los juegos. A los lesionados, heridos o lisiados se les remataba en la arena. Eran los códigos de una sociedad belicista donde se premiaba seguir hasta morir y se castigaba la rendición. Fueron nueve combates largos. Intensos la mayoría.

Con toda la morfología que se veía en los de hace dos mil años. Peleaban un gladiador pesado con otro ligero. Murmillos y tracios. Hopoclatos y provocator. Se presentó a las gradas contiendas igualadas. Los más ligeros, –y más indefensos– rotaban frente a los más pesados.

Uno de los más aplaudidos ayer fue Balcar, un retiarius que peleó contra Marcus, un secutor agresivo y rápido que se lanzó varios veces a la yugular del retiarius. De rodilla ante la autoridad esperó su sentencia. Pulgares arriba del público. A pesar de su derrota, se había comportado en la arena como un gladiador que dignificó lo que significaba la lucha para los romanos. Al patrocinador de ayer que presidió los juegos no le quedó más remedio que salvarlo. Abandonó la arena derrotado pero con honra.

Y fue de los pocos perdedores de ayer que salió ovacionado. Uno se fue lesionado y señalado. Y para la mayoría de los derrotados el público pidió, pulgar abajo, la condena.

Fue la gladiatura de ayer una escenificación fiel y rigurosa. Portaron los gladiadores material y elementos de protección similar a los que llevaban sus antecesores y lucharon de la misma forma. El director de los juegos explicó al público lo sanguinario que podían llegar a ser. Recrearon, por ejemplo, la condena en la arena de los prisioneros. Era habitual sentenciarlos peleando con los ojos vendados contra un animal para que el público viera el destino de los que incumplían las normas romanas.

Otra de las recreaciones que despertó mucho interés fue la venta de esclavos. Fue a mediodía. Con mucho calor también en el Templo de Diana. Antes de ponerlos en venta, hubo un desfile ofreciendo las mujeres y los niños a los patricios del centro. Se divirtió la gente en la subasta.

Y para hoy, uno de los más recomendable es el Haspartum Calcio Antico. Se trata del antecedente más remoto del fútbol actual. Se juega por equipos y hay que meter la pelota en la portería contraria, pero se puede frenara los contrarios con rodillazos, puñetazos y todo tipo de golpes directos. El haspartum está previsto a las once en los Milagros. Será la primera vez que se haga una recreación de este tipo en Emerita Lvdica. La gran batalla de las legiones será a las doce y media en el dique romano.

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