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José Luis de la Barrera reunió el martes en la Basílica a muchos interesados en la figura histórica y religiosa de Santa Eulalia. Por su trabajo como conservador en el Museo Romano conoce las fuentes, los relatos y las leyendas sobre la ciudad. En este ... trabajo le toca precisamente distinguir la historia de la fantasía.
–¿Cómo surge este estudio?
–Fue un encargo del Consejo Eulaliense. El Consejo se formó por el Año Jubilar y lo conforman el Ayuntamiento de Mérida, que es quien paga la publicación, el Arzobispado y la Asociación de la Mártir Santa Eulalia. Se hace para poner al día la figura de Santa Eulalia. Desterrando los tópicos que se han perpetuado.
–¿Y cómo se consigue?
–Hay una criba entre los hechos que se ajustan al rigor histórico y los que tienen una base legendaria. Los historiadores tenemos herramientas y conocimientos para diferenciar los hechos que pueden ser considerados históricos. Con Santa Eulalia hay algunos elementos enmascarados y otros evidentes.
–Leyenda evidente, por ejemplo...
–Los trece martirios que sufrió Santa Eulalia. Es producto de la piedad popular y de la leyenda. Yo lo sitúo en la época de Moreno de Vargas. Fue quien publicó por primera vez los trece martirios. Le da un carácter truculento, muy propio del medievo, pero para nada se corresponde con la verdad histórica.
–Y sobre la familia.
–Siempre se había dicho que el padre de Santa Eulalia era Liberio. Aparece en las fuentes hagiográficas. Pero evidentemente no pudo ser el padre de Eulalia. En el texto se habla de 'papas'. Se ha tomado en sentido consanguíneo. Pero no es un término consanguíneo en ese contexto. En la antigüedad 'papas' era obispo. Y, efectivamente, hubo un obispo en la época de Eulalia que se llamó Liberio.
–¿Y quién es su padre entonces?
–En las fuentes aparece el nombre de Poncianus. Con ese nombre se refieren a la casa de campo a la que se traslada la familia de Eulalia para protegerse de las persecuciones y las torturas a los cristianos. Si la finca se llama Poncianus, la terminación 'anus' y 'ana' denota siempre el posesor del terreno. El padre de Eulalia debió de llamarse Ponciano, Pontiano o algo parecido. Con esas herramientas de fuentes filológicas y antropológicas hacemos los análisis los historiadores.
–¿Y el horno?
–El horno aparece en la iconografía porque el martirio consistió, seguramente, en algún desgarro y luego el fuego. El hecho de que muriera quemada sí tiene todo el rigor histórico. Era uno de los tormentos más comunes en las persecuciones. De eso no hay duda. Tampoco hay duda sobre la edad tan corta de la niña. No sufrió los trece martirios, pero sí murió en el fuego.
–¿Puede ser una leyenda lo de la edad?
–Hay multitud de referencias a la corta edad de la niña. Y eso es síntoma algo anormal. Eulalia, con trece años, era ya núbide. Y tenía edad para ser juzgada y para sufrir torturas, pero eso no significa que fuera lo habitual. De hecho lo suyo fue algo extraordinario. No hay muchas referencias de juicios de esa época en la que se hable de la corta edad. Por eso sí que se ajusta al rigor histórico.
–Y el origen noble.
–Se marcha a una finca campestre. Si la familia dispone de una casa en la ciudad y otra en las afueras es porque estamos ante una familia acomodada. Y también explicaría la instrucción de la niña. Había recibido la formación y la educación suficiente para tener argumentos propios con los que enfrentarse al tribunal que la juzga en el Foro. Y esa formación no estaba al alcance de todos los niños en esa época.
–¿Qué sabemos del juicio?
–Cuando los cristianos eran apresados tenían una primera instrucción del sumario. Y luego se mandaba al gobernador provincial. Los juicios se registraban porque la administración romana tenían los estenógrafos. Escribían a mucha velocidad. Los taquígrafos de hoy en día. El historiador Prudencio escribe un siglo después del juicio de Eulalia sobre el proceso. Llegó a ser gobernador provincial y tuvo acceso a las actas de los estenógrafos. Primero hubo cierta complacencia del tribunal. Seguramente porque tenían enfrente a una niña noble. Querían en el juicio hacerla desistir de las ideas religiosas. No buscaban el martirio. Pero todo se viene al traste cuando ella derriba el turibulum, el incieso donde se quemaban las ofrendas. Lo tiró al suelo. Eso fue una afrenta al tribunal. Un desprecio a sus ofrendas y una causa grave para ajusticiarla.
–¿Cómo debemos verla hoy?
–Como lo que fue en la antigüedad. Una mártir que trasciende el nivel local. Fue la santa más importante de las hispanias. El ejemplo de Eulalia, su afrenta a las autoridades romanas, se difundió como la pólvora. Por eso hay tantas iglesias y pueblos que llevan su nombre en España, Portugal, Francia o América. Mérida, con esta figura, fue la cuna del cristianismo primitivo hispano. Junto con otros mártires como Servando por ejemplo. Que también murieron en la misma persecución.
–¿Se difundió rápido su figura?
–Por las fuentes y los escritos sabemos que impactó a la comunidad cristiana de la ciudad. Cuando se disuelve el Imperio Romano y el cristianismo se convierte en religión oficial, los cultos se difunden. Desde el primer momento empiezan a llegar a la tumba de Eulalia gente de muchos sitios. Tenemos testimonio de San Gregorio de Tours, que viene de Francia. De África, de la Gallaecia. Por eso decimos que sobre Santa Eulalia recaen las primeras peregrinaciones cristianas. Luego se le atribuyen milagros. En la época visigoda se le achaca la protección de la ciudad sobre los bárbaros. De ahí surge el pulso entre el rey de Toledo por llevarse las reliquias y la túnica de Santa Eulalia de Mérida con el obispo Masona.
–Hablemos de las disputas de las reliquias: Barcelona y Oviedo principalmente.
–El problema reside en este interés político por apropiarse de los símbolos. Toda ciudad que se precie debía tener una santa de prestigio. Y Santa Eulalia ya lo era. Toledo recurre a Santa Leocadia, con una vida paralela a Santa Eulaia. En Barcelona intentan crear figura de prestigio en una época tardía. Digamos que hacen una copia. Antes de que se descubrieran las reliquias de la Santa Eulalia de Barcelona ya había en territorio catalán iglesias dedicadas a Santa Eulalia de Mérida. Cambian algunas referencias como la fecha, allí es el doce de febrero. Hoy todo el mundo coincide en que lo de Barcelona es una referencia de Mérida.
–Y Oviedo.
–Con la invasión musulmana salen las reliquias por la vía de la plata para evitar su profanación. Las reliquias que hoy tenemos en Mérida las cedió el deán de la catedral de Oviedo. En Oviedo hay mucho culto a Santa Eulalia. Da ahí su vinculación con Don Pelayo en la Reconquista, que invocó a Santa Eulalia. Por eso fue la primera patrona de España.
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