Si el Teatro Romano de Mérida tiene que estar fetén para las representaciones del Festival de Teatro, que este año comienza el próximo 27 de junio, las obras de mejora de las gradas tienen que hacerse ya, pues el tiempo apremia. De hecho ya han comenzado, aunque estos trabajos coincidan con la Semana Santa.
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Tras cinco días de obras del Festival Juvenil de Teatro Grecolatino, en los que las gradas han acogido a principios de abril a miles de estudiantes, el Consorcio de la Ciudad Monumental ha decidido comenzar las obras en una parte del graderío. Insiste en que estas no repercutirán en las visitas que el monumento reciba estos días y durante los próximos meses.
Los visitantes a este monumento podrán contemplarlo con total normalidad a pesar de las obras ya se pueden ver en una parte del graderío. De hecho, descubrirán cómo se hacen unos trabajos de rehabilitación de un monumento de tal envergadura. Otro atractivo más.
La intervención consiste en la renovación de la cubrición que protege el graderío original.
Construido por sectores y apoyado parcialmente en la ladera del cerro de San Albín, el graderío del Teatro conserva algunos tramos prácticamente intactos y otros a nivel de cimentación. Estas labores de mejora, según informa el Consorcio, «garantizarán su protección y el uso seguro para las miles de personas que anualmente disfrutan del monumento».
Concretamente, la intervención se hará en la cávea ima y la obra se ejecutará conforme al proyecto redactado por el Arquitecto Juan Antonio Vera, del Servicio de Obras y Proyectos de la Consejería de Igualdad y Cultura de la Junta.
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El plazo de ejecución de los trabajos se ha establecido en 4 meses, aunque por la cercanía del mes de junio quizás se finalicen antes.
Hace ya algunos años, debido al estado en el que se encontraba esta parte del monumento, y con la intención de hacer más confortable y segura la asistencia al público de las obras del Festival, se tomó la decisión de recuperar la volumetría de las antiguas gradas.
Para ello, se colocaron unas estructuras metálicas, fijadas al terreno, que soportaban un revestimiento compuesto por fibra de vidrio y resina de poliéster coloreado que imitaban perfectamente la terminación de la piedra original.
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Dicha actuación fue llevada a cabo con la intención de retirarlas una vez finalizadas las representaciones teatrales, para posteriormente volver a colocarse el siguiente año en el mismo evento. Sin embargo, debido al agrado del público y de la administración, se decidió mantenerlo de forma permanente.
La cávea o graderío del Teatro Romano se encuentra dividido en seis zonas delimitadas por las escaleras de acceso. El graderío está compuesto por un graderío (cávea) semicircular con capacidad en su momento para 6.000 espectadores. Estaba dividido en tres zonas: ima cávea (22 filas de graderío), media (5 filas), y summa, esta última muy deteriorada en la actualidad.
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Se aprovechará la intervención para mantener y conservar las barandillas y el entablado de madera del corredor de acceso a la ima cávea superior.
Según el proyecto, se propone llevar a cabo la sustitución de los elementos de manera progresiva. De los seis sectores en los que se divide el graderío, se va a actuar en todos menos en el cuatro. Es uno de los centrales y en este se ha intervenido de forma reciente. Los que están en los laterales, por los que se empezará, son los más deteriorados.
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