Ayuso reconoce tiranteces y mantiene el pulso con Casado

La guerra abierta por controlar el PP de Madrid está llevando al límite la relación entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Poco queda ya de aquella complicidad que les unía en 2019, cuando el líder de los populares apostó por una desconocida como candidata a la Presidencia de la Comunidad. La sucesión de reproches, desmentidos, filtraciones e, incluso, amenazas han hecho mella en una amistad de casi veinte años en la que ahora reina la desconfianza. «El momento es complicado. No es fácil», reconoció estemiércoles la mandataria regional.

En la dirección nacional admiten también estar cansados de un choque que se retransmite casi a diario en los medios por un congreso, recuerdan, «para el que queda todavía siete meses» y empiezan a mostrar su «hartazgo» por las continuas presiones de Ayuso y sus afines. La posición de Génova en este sentido es «inamovible» y advierten de que se mantendrán «firmes» y no cederán al adelanto como reclaman desde el entorno de la persidenta madrileña. «El congreso autonómico -avisan- se celebrará a finales del primer semestre de 2022 digan lo que digan en la Puerta del Sol».

Pero Ayuso no está dispuesta a tirar la toalla. Reclama para sí el poder con el que cuentan el resto de presidentes autonómicos del PP, que dirigen la organización popular en sus respectivos territorios. Y este miércoles volvió a exigir a Casado que convoque primarias en Madrid «cuanto antes» para poner así punto y final a la «confrontación» que sacude violentamente al partido. «Creo que ir a unas urnas a uno siempre le hace libre. Me gustaría seguir adelante con este proceso, y lo voy a hacer», zanjó.

El adelanto de esa cita ha creado «tiranteces» con la cúpula del partido. La tensión entre el secretario general Teodoro García Egea y la presidenta madrileña es notable en las últimas semanas, más si cabe después de conocerse que Ayuso le bloqueó en WhatsApp. «Espero que pase pronto, que estemos unidos, fortalecidos y salgamos adelante», defendió Díaz Ayuso como queriéndose convencer a sí misma de que la situación no es tan grave como parece. Pero lo es.

En la dirección nacional acusan a la presidenta de actuar con «deslealtad» ante Casado y maniobran ya para cortarle las alas. Aunque no se mojan en público sobre quién debe presidir el aparato autonómico, en privado están alentando las posibilidades del alcalde José Luis Martínez-Almeida. «Tengo muy claro que la colaboración y la lealtad con él es necesaria. Mi trabajo con el alcalde siempre ha sido de absoluta complicidad y apoyo, y seguirá así», aseveró Ayuso.

La sintonía entre ambos dirigentes es buena. Tanto que compartieron mesa y mantel el pasado jueves en la Puerta del Sol. Una comida que se prolongó durante dos horas y en la que Ayuso le anunció al regidor que seguía manteniendo su intención de ser la candidata a liderar el PP de Madrid. Por su parte, Almeida no le ocultó que él prefiere un «reparto de poder» y volvió a sugerir su ya conocida «tercera vía». Esta opción es la que ha defendido también García Egea, quien ha señalado públicamente que ese modelo de separar lo institucional de lo orgánico «ha funcionado».

La dirección nacional del PP estaba al tanto de esa comida, que enmarcan en la normalidad. De hecho, fuentes del partido, han señalado que Ayuso y Almeida tienen buena relación y celebran este tipo de encuentros de vez en cuando.

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