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A. Rallo
Valencia
Lunes, 14 de abril 2025, 11:14
Día de testificales en el caso de la dana. Pilar Bernabé, la delegada del Gobierno, ha llegado a la Ciudad de la Justicia de manera ... tranquila. No sólo porque declara como testigo -una vez salvada la amenaza de que lo hiciera como investigada- sino también por las medidas de seguridad que hoy sí han permitido un recibimiento sin la habitual nube de periodistas. Todo ha sido diferente al caos del pasado viernes con las comparecencias de los investigados Salomé Pradas y Emilio Argüeso. Esperemos que no llegue el día en el que haya que lamentar incidentes.
Bernabé ha comenzado a declarar a las 9.45 horas. La dirigente gubernamental ha traído una notas, una especie de apuntes de lo que ocurrió aquella fatídica jornada del 29 de octubre, desde primera hora de la mañana. El hecho de si podía o no usar esos documentos para su testimonio ha generado cierto debate.
La delegada ha comenzado con un amplio repaso cronológico de lo que ocurrió aquella jornada. Por ejemplo, ha señalado que ofreció a la UME a las 12.23 horas cuando se conocía ya la existencia de al menos un desaparecido. Y al menos siete horas antes de la tragedia. Ha consultado su móvil para recordar todas las llamadas que recibió aquel día. «Tomo nota, seguimos en contacto», le respondió Pradas.
La reunión del Cecopi, convocada a las 17 horas, resulta, sin duda, el momento crucial de la emergencia. Cuando tras el receso le comunican que se va a enviar un SMS por la presa de Forata, ella pidió que se ampliara a toda la provincia. «La alcaldesa de Paiporta me había llamado para decirme que se estaba ahogando gente». La consellera, según su testimonio, le dijo que eso estaba pasando también en otros sitios. Otra sorpresa de esa reunión fue el contenido del SMS. «Pensaba que iban a poner lo de subir a plantas altas».
Llama la atención, según Bernabé, que durante la reunión del Cecopi los participantes online, la delegada y los responsables de las respectivas agencias, veían de espaldas a los reunidos presencialmente. «No se les escuchaba bien». En un momento dado, cuando se habla de Forata, Pradas se giró y dijo: «Evacuamos». Pero los técnicos pararon esto ante las miles de personas afectadas. «Era un riesgo vital». En ese lapso, pasadas las seis de la tarde, la delegada habló con Adif. Se decidió cortar la circulación «pese a que no teníamos ninguna indicación de la dirección de la emergencia».
El presidente de la Generalitat también contactó con la delegada. «Pero me llamó desde otro teléfono porque se le había estropeado. Y también por WhatsApp», ha comentado sobre la tarde del 29 de octubre. «Me dijo que se le había estropeado el teléfono, que le había intentado localizar la vicepresidenta primera y tercera. Pero que tenía problemas y que trasladara que estábamos en coordinación».
La Fiscalía le ha preguntado acerca de qué información recibió la delegada durante la jornada de la dana. Bernabé ha dicho que a las 9.30 horas convocó a todos los responsables. Pero ha admitido que el presidente de la CHJ, Migue Polo, no le avisó del desbordamiento del Magro. «Me enteré por los medios de comunicación». De igual modo, tampoco se constituyó lo que se considera como comité asesor. Esto hizo que no existiera una comunicación entre los distintos organismos, ha reconocido a preguntas del fiscal. Además, ha confirmado la declaración de Salomé Pradas: «No se habló del barranco del Poyo. Todo fue con referencia a Forata». La alerta de la crecida se produce en un correo de las 18.43 horas. «A esa hora no estábamos conectados».
La previsión no fue acertada. La jueza de la dana había anticipado que en unas tres horas, desde las 9.30 a las 12.30, la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, completaría su declaración. Pero no fue así. La comparecencia se desarrolló durante cerca de siete horas.
La dirigente, que no suele ser escueta a la hora de expresarse, invirtió casi siete horas en explicar todo aquello que fue relevante en la jornada del pasado 29 de octubre. Los interrogatorios de las partes, incluida la Fiscalía, fueron minuciosos, como no podía ser de otra forma. La comparecencia se alargó casi hasta las cinco de la tarde con un breve receso para ir al baño. No se paró ni para comer con el lógico agotamiento de la dirigente socialista y de los letrados.
Mientras, Vicent Mompó, presidente de la Diputación de Valencia, aguardaba en el interior de las dependencias, en una sala de la que dispone la Corporación provincial, según explicó un portavoz. El dirigente del PP, una de las caras más visibles de los 'populares' en las explicaciones posteriores a la dana, aguardaba una llamada desde la conocida como sala Tirant lo Blanch, donde se celebraban las declaraciones.
Mompó había llegado a la Ciudad de la Justicia cerca de las 11 de la mañana, con más de una hora y media de antelación a la cita con la magistrada. Y allí estuvo seis horas hasta que finalmente se le comunicó la suspensión. Esto ocurrió pasadas ya las cinco de la tarde. Un decisión que, sin duda, se pudo adoptar antes al comprobar cómo se alargaba la declaración de Bernabé.
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