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Difíciles Presupuestos

El cruce de vetos complica el intento de gobernar mediante la geometría variable, aunque Sánchez aspira a lograr un acuerdo similar al europeo

Domingo, 26 de julio 2020, 00:20

Los Presupuestos en vigor son fruto de prórrogas sucesivas sobre los de 2018, elaborados todavía por el PP, por lo que la necesidad de este Gobierno de contar cuanto antes con unos nuevos es acuciante, máxime cuando no sólo habrán de organizar financieramente ingresos y gastos sino también salir al paso de la gigantesca recesión en que ya estamos sumergidos. Sin embargo, la exigua mayoría gubernamental ha evidenciado su debilidad a la hora de conseguir apoyos para aprobar los cuatro bloques de propuestas de la comisión parlamentaria de reconstrucción (ni siquiera pudo salir adelante el capítulo social). El cruce de vetos dificulta el intento de gobernar mediante apoyos de geometría variable, aunque Sánchez aspira a que el acuerdo en Europa inspire algo similar en España.

Afalta de dos meses para debatirlos en el Congreso, el Ejecutivo no cuenta ahora mismo con socios ni apoyo suficiente para sacar adelante las Cuentas. Sánchez no lo tiene fácil, empezando por su socio de coalición. Iglesias ha asegurado que no pactará nada con Ciudadanos ni con el PP. Pero sus compañeros socialistas aseguran que el líder de Unidas Podemos formula estas declaraciones como dirigente de partido, y que ya se ha visto que a la hora de la verdad las formaciones son más pragmáticas que sus conductores. En cualquier caso, el principal partido de la oposición jamás ha apoyado los Presupuestos del Gobierno, que son su hoja de ruta, pero el apoyo de Ciudadanos sí puede acabar siendo decisivo si le fallan a Sánchez sus socios de investidura.

La ministra de Hacienda dice estar convencida de que saldrán adelante y que ahora se trata de darles músculo con los fondos europeos. Lo cierto es que estas cuentas en ciernes deberán minimizar los daños derivados de la recesión, impulsar a toda costa la actividad mediante inyecciones de liquidez a los sectores más dañados e inversiones público privadas, potenciar los servicios públicos del Estado de bienestar, avanzar en los vectores de modernización comprometidos con Bruselas (digitalización, lucha contra el cambio climático, formación)…

No debería ser imposible conseguir un consenso amplio en torno a estas ideas si se abandonan –empezando por el Gobierno– los sectarismos y los intereses partidistas. Y así se evitaría tener que convocar unas nuevas elecciones generales.

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