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«No estaba muerto, estaba de parranda». Los acordes de la famosa rumba catalana adaptada por Peret pusieron este sábado un más que intencionado broche ... final a la quinta asamblea de Podemos. Un cónclave en el que las bases del partido morado reeligieron a Ione Belarra para un segundo mandato como secretaria general con el 90% de los apoyos pero con una participación que se desploma a casi la mitad de los inscritos que la votaron para encargarle la tarea de sustituir a Pablo Iglesias en el anterior congreso de 2021 (27.172 votos ahora frente a los 45.753 de hace cuatro años).
Todo ello con la mirada puesta en unas generales para las que ya han ungido –a falta de primarias– a Irene Montero como candidata, refrendada ahora como 'número dos' de la organización, al mismo tiempo que dan un portazo a llamamiento a la unidad que les hacen desde Sumar, a los que desprecian como «la izquierda dócil», como señaló la exministra de Derechos Sociales.
«¡Y no estaba muerto, no, no!», coreaban entre sonrisas en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo de Madrid los miembros de la nueva dirección del partido –en realidad hay pocas caras debutantes, la mayoría son viejos conocidos como la eurodiputada Isa Serra, el exJEMADJulio Rodríguez o el exdiputado Diego Cañamero–. Después de que las bases refrendaran la candidatura de Belarra –la única que se presentó– en un cónclave adelantado y diseñado en pos de visibilizar la ruptura total con el Gobierno PSOE-Sumar por el aumento del gasto militar, sacudir las negociaciones que se empezarán a suceder esta primavera entre organizaciones como Izquierda Unida o los comunes en para la reunificación electoral del espacio político a la que aspira Yolanda Díaz y también para denunciar que la actual legislatura se encuentra en punto muerto.
Los morados creen tener el viento a favor en esta fase en la que ejercen como partido de oposición. En esa línea, Belarra recordó en su intervención los once años de historia de su partido y su etapa en el Gobierno. También quiso agradecer a la militancia su trabajo en los últimos tres años cuando, señaló, «ya nos daban por muertos», en referencia a la constante denuncia de los morados por la difícil confluencia con Sumar el 23-J, tras la que no obtuvieron puestos en el Gobierno ni portavoces en el grupo parlamentario, que abandonaron –con «éxito», defienden– en diciembre de 2023 para saltar al GrupoMixto del Congreso. «Casi lo tenían, pero creyendo en Podemos lo impedisteis. Era el sueño húmero del PP, de las elites y también del PSOE: sustituir a Podemos por una izquierda dócil que aceptara los límites del bipartidismo, que estuviera en el Gobierno sin hacer nada y sin joderse la vida como Irene Montero y Pablo Iglesias», zanjó la líder morada.
El objetivo de Podemos ahora pasa por marginar precisamente a Movimiento Sumar –que dos semanas antes celebró su propia asamblea– en este proceso de unidad electoral y levantar, afirmó Belarra, «una izquierda fuerte, valiente y verdaderamente patriota» que apele a la gente «desencantada» con un Ejecutivo al que, reiteró, de «progresista solo le queda el nombre». La propia Montero pidió esta semana a Díaz, directamente, que se presentara en las listas junto al PSOE, en una intervención que causó una mezcla entre enfado y resignación entre las fuerzas que componen el ala magenta del Consejo de Ministros. «Estamos hartos de que Pablo Iglesias e Irene Montero nos digan qué hacer y lo que somos», le respondió la ministra de Sanidad y dirigente de Más Madrid, Mónica García.
Pero si había alguna posibilidad de que la próxima candidata de Podemos reculara se desvaneció durante su esperada intervención.«Hay que hacer ruido, incomodar y tomar la pancarta frente a los que nos dicen que eso no vale», afirmó antes de avanzar que serán «generosos» con las fuerzas que quieran confluir. Una intervención entre gritos de «OTANno, bases fuera» que rara vez habían proferido los militantes anteriormente en los mítines del partido –la consigna lleva el copyright de IU mientras que Podemos la eliminó de sus programas electorales en 2015–. Ahora el plan de rearme de la UE es un ariete contra el PSOE y Sumar y el 'No a la guerra', su eslogan electoral.
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