En el peor momento han llegado las lluvias al valle del Jerte. Unas lluvias persistentes que han dañado sin remedio las cerezas. La lluvia de por sí es mala para el fruto pero es la humedad constante la que acaba de rematarlo. Apenas ha dado tiempo a recoger el 15 por ciento de la cereza más temprana. Los agricultores hablan de 20 millones de kilos de cerezas destrozados de los 25 previstos esta campaña. El cultivo de la cereza es vital para la economía del valle, por eso piden que se declare zona catastrófica y ayudas directas para sobrevivir.
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