Escribo en el barco (ferry le llaman) que va de Helsinki hasta Tallin, primer conjunto monumental de Europa, dicho sea entre paréntesis, seguido por Venecia y Cáceres, por ese orden. Sí, Cáceres: se lo recuerdo más que nada por aquello de que lo próximo parece ... que se valora menos. La nave es un pueblo flotante y no pequeño. O mejor, un Bernabéu con sus 80.000 espectadores a bordo. Yo no sé de dónde rayos sale tantísima gente. Va a tener razón el gran climatólogo, James Lovelock, el de la teoría Gaia, cuando dijo que el problema de la especie humana es que vivimos demasiados años; y va el hombre y se muere a los 103, justo el mismo día del mes en que nació.

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Pero yo no quería hablarles de eso, sino de lo otro. Lo otro es lo raro que resulta leer que hay «alerta de clima extremo», por calor, claro, cuando la temperatura máxima llega, como mucho, a 27 grados. Parece una broma, pero es verdad. Será por la influencia de Roberto Brasero 'et al.', pienso. Me refiero, claro es, a los espectáculos circenses que montan a diario los informadores españoles del tiempo (Brasero algún día se rompe una pierna, de las jerigonzas que nos ofrece de continuo), como si, no ha muchos años, no hubiésemos sufrido una ola como Dios manda, en la cual se alcanzaron los 47 en Badajoz (conservo documento que me enviase el buen doctor/profesor/escritor, Agustín Muñoz Sanz, mostrando su indignación porque algún jefe insensato consintió que una mujer anduviese barriendo las calles a esas horas). En fin, que no creo que aquí vean a nuestros histriónicos informadores climáticos, aunque podrían (la joven mejicana que nos pastorea no se pierde un Máster Chef, en una de los cuales vio el monasterio de la Virgen de Guadalupe, patrona de su país).

Les decía que resulta irrisorio leer lo de la alerta por clima extremo con unas temperaturas veraniegas que en Extremadura se alcanzan en un buen día de invierno. Pero, excluido el influjo de nuestros hombres y mujeres del tiempo, a esta sufrida gente no hay que tenerles en cuenta esas cosas: con lo ilusionante que debe ser llegar a esos 'altísimos' grados, si consideramos que raro es el invierno en el que no se alcanzan los 30 bajo cero, y para más inri, con solo tres o cuatro horas de media-luz solar al día, y encima, petrificados los miles de lagos, tan bellos y azulísimos en estas fechas, que ya hay que tener vocación para soportar semejantes inclemencias. Lo cual que me hago una pregunta: ¿a qué temperatura empezarán a decir en invierno lo de «alerta por clima extremo»?

Viaje de vuelta a Helsinki. De nuevo, el 'Bernabéu' hasta los topes. ¿Tallin? Una ciudad de cuento. No me extraña nada que fuese considerado el primero de los conjuntos monumentales de la Europa. Pero no sé por qué, me llena más el tercero.

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