Lo juro 'por la gloria de madre', que decía con aquella gracia única el gran Chiquito de la Calzada. Me he pasado la noche dándole ... vueltas al tema de este artículo, el cierre/no cierre de Almaraz; y nada más amanecer, me encuentro de bruces con la sorpresa: «El diario HOY comienza una serie de artículos en los que analiza el impacto del cierre previsto de la planta».
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Pues nada, queridos 'compañeros': que he encontrado la solución. Valdecaballeros por Almaraz. Así de sencillo. Puesto que la decisión del cerrojazo es cosa del Gobierno, se le dice: «Pedro, cerramos Almaraz si nos abres Valdecaballeros». Qué les parece. El día que circundé, por fuera, claro, la central nonata de Valdecaballeros, me quedé boquiabierto al contemplar tan inmensa 'catedral'. Y ya de camino, pensé para mis adentros: parece mentira que por cuatro analfabetos que ni siquiera conocen la estructura del átomo más sencillo (en qué equipo juega ese Rutherford, dirían), fuese paralizada semejante máquina (léase Cervantes). ¿Por qué Almaraz sí y Valdecaballeros no? Cosas de individuos de tercera regional.
Pues bien, ahora tenemos la oportunidad de hacerlo al revés: en lo que falta para el cierre de Almaraz, sobra tiempo para poner al día Valdecaballeros, que encima tiene un nombre precioso, no siendo feo ni mucho menos el nombre árabe de la otra. Es que sería para mear y no echar gota: ahora que franceses y alemanes van a llenar sus países de centrales de bolsillo, vamos nosotros y cerramos lo que tenemos. Por cierto, ¿sabían ustedes que estamos comprando a Francia electricidad producida en centrales nucleares? Y por si faltaba algo, van los pobres y se quedan tan oreados sembrando los campos de horrísonos huertos solares, esas birrias; y de molinillos.
Enseñar al que no sabe, dice una de las bienaventuranzas. Eso es lo que yo voy a hacer con estas inicuas criaturas que nos gobiernan. No soy experto en energías atómicas, pero al menos me dejo 'aconsejar' por los que más saben.
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Les decía que me he pasado la noche con Almaraz en la cabeza. Cómo no, si en la cama (es mi paraíso de la lectura) no paré hasta encontrar lo que dice sobre la energía nuclear el discípulo aventajado del gran genio, Stephen Hawking (el 'científico plegable'), autor de una obra asombrosa, 'El universo en tu mano'. De Chistopher Gallard hablo, que, entre otras cosas, afirma: «La energía atómica, de fisión o de fusión, implica energías extremas, que son las que la humanidad trata de aprovechar con las centrales nucleares… porque su potencial es alucinante».
Pero es que tampoco se me olvida lo que dijera uno de los más grandes sabios de la ciencia (los otros ni son sabios ni son na), James Lovelock. Después de pasarse su dilatada vida, 103, luchando contra el cambio climático, acaba afirmando que la única solución es la energía nuclear. Toma ya (léase 'La venganza de la Tierra')
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(No se lo digan a nadie: al final, le decimos a Pedro que no encontramos la llave para cerrar Almaraz, y nos quedamos con las dos).
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