¿Qué ha pasado hoy, 22 de febrero, en Extremadura?

El agujero del gas

VERDADES Y MENTIRAS ·

A lo mejor, podemos hacer un gaseoducto hacia el agujero negro de las galaxias de Perseo y traer el gas hacia aquí abajo

JULIÁN RODRÍGUEZ PARDO

Martes, 30 de agosto 2022, 08:28

Se lo había escuchado a Nuria Roca hace ya meses. En la tele. Lo de la reduflación. Pero, este verano, mi padre llegó un día ... a casa espantado. El hombre se había dado cuenta de que, en el súper, los productos que aún cuestan como antes, traen dentro menos unidades. Y yo, con el raca-raca de mi padre, me volví a acordar de la expresión. No es que antes no le hubiera dado importancia, pero cuando Nuria la dijo, yo pensé que promocionaba el Pankreoflat. Y no le hice demasiado caso. Pero, ahora que mi padre lo había convertido en el 'hastag' familiar del verano, aproveché una bajadita a la playa y me puse a mirar escrupulosamente si también nos habían reduflacionado el mar. Y, por suerte, ¡qué va! Me pareció que estaba toda el agua y, para asegurarme, la conté gota a gota. Y sí, estaba. Menos la que andaban birlando unos niños que jugaban con unos cubos y unas palas, a ver quién metía antes el océano en los cachivaches. Como yo iba a piñón fijo, me acerqué y les solté: ¡Meted menos agua y cobradla igual! ¡Y que vuestros padres suban la foto de los cubos a las redes sociales! Un disparate.

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Al salirme bien lo del recuento del mar, me quedé más tranquilo. Así que no le presté más atención a mi padre. Ni tampoco se la prestó mi madre, que andaba en modo avión porque, justo el día de autos, había escuchado en la radio el sonido del agujero negro de las galaxias de Perseo. Y del susto que se llevó al oír el bramido del abismo intergaláctico, pensó que el fin del mundo había llegado. O casi. Y, por no poder, no pudo cocinar ni un plato. Yo, para disimular mi miedo, me puse en plan intelectual. Y me quedé esperanzado con el estribillo que me convino del mensaje: según la NASA, ¡hay gas dentro del agujero! Como, al parecer, la mayor parte del espacio es un gran vacío –y el sonido no se transmite si no atraviesa algún tipo de medio–, era esa masa enorme de gas la que nos permitía escuchar la voz del agujero.

Al día siguiente mi compañía eléctrica tuvo la gentileza de cobrarme el tope al gas. De acuerdo con no sé cuál Real Decreto. Así que, ahora, pago más, aunque consuma lo mismo o, incluso, menos. El susto de la factura fue tal que hasta casi se me quitó el miedo a lo del agujero. Y, como ya no sé qué es peor, me he subido el dichoso archivo de sonido a la 'playlist'. Y, al escucharlo por primera vez, me ha recordado al comienzo de un 'remix' de Holiday, de Madonna. Y, entre una estrofa y otra, he pensado que, si reduflacionamos un poquito el agujero, lo mismo los de la NASA ni se enteran. Y, a lo mejor, podemos hacer un gaseoducto hacia allá arriba y traer el gas hacia aquí abajo. Porque, seamos sinceros, lo necesitamos. Y, a no ser que aparezcan los extraterrestres montados en sus naves a pedirnos cuentas, las galaxias de Perseo nos cogen tan lejos que yo no veo tan importante que el agujero suene un poquito más. O un poquito menos. Nada que ver con lo del supermercado. Está claro.

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