La gripe aviar, dominada por el virus H5N1, tiene hoy más presencia que nunca en la naturaleza. Pero parece que no ocurre nada. Acaso porque las informaciones científicas se publican en medios limitados. Puede contribuir al camuflaje mediático el desgaste de Covid-19 (hartazgo del ... virus, mascarillas, vacunas y confinamientos), más otros agobios para el alma (guerras, desastres naturales, broncas políticas barriobajeras, de fuera y de dentro). Pero la dura realidad epidemiológica y científica es que el problema sigue muy vigente e 'in crescendo'.
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La primera descripción científica de gripe aviar en gallinas, pollos y anátidas (ocas) apareció en Lombardía (Italia) en 1878. Se confundió con una forma de cólera o de tifus aviar. Saltó a la fama en los años ochenta del siglo XX en Asia (aves de corral) y ha ido arrasando a millones de aves domésticas, silvestres y migratorias. En 2003 cambió el régimen tras saltar a los mamíferos: aumento del número de especies animales, nómina de países, gravedad de la infección, aparición de mutaciones genómicas y, lo más preocupante, infección humana creciente. Entre 1996 y 2019 se declararon casos en Asia, África y Europa. En 2020-2023, en 26 países (incluida América), prueba de la expansión geográfica. Antes de 2019 se infectaron tigres, leopardos, gatos y perros domésticos, civetas de palma, martas de piedra (un mustélido pariente del visón y la comadreja), pikas de meseta (un lagomorfo chino pariente de liebres y conejos), visones y perros mapaches, la mayoría carnívoros. Las olas epidémicas de 2020-2023 han afectado a más de 45 especies de mamíferos (81% carnívoros). Junto al ganado vacuno, se han incorporado la ardilla de Abert y el oso polar, en los Estados Unidos. Existe un grave problema sanitario y económico activo, de evolución imprevisible, y se teme una posible pandemia desde la panzootia (pandemia animal) activa.
Respecto a las fuentes de contagio, téngase en cuenta la vía aérea (gotas o gotitas respiratorias generadas en los estornudos y la tos por el animal infectado). Y la carga viral del guano (heces) con miles de millones de virus: un gramo de heces contiene virus suficiente como para contagiar a ¡un millón de aves! Los viriones del guano flotan en el aire ambiente, o invaden al nuevo receptor por las mucosas (ocular). No se ignora la vía digestiva por la ingesta depredadora de animales (pollos infectados) y la carroña de cadáveres. El virus aviar resiste tres meses en el guano, un mes en el agua a 0ºC y cuatro días a 22ºC. El miedo real –y no simple preocupación– es la transmisión directa interespecies de mamíferos demostrada en tigres, visones de granja y leones marinos americanos: significa la mutación del virus para adaptarse a las nuevas especies de mamíferos y difundirse mejor. Las mutaciones afectan la capacidad de replicación viral, la esencia evolutiva del problema. Dos de ellas, se han detectado en 5 países y en 9 especies de mamíferos.
La infección puede ser asintomática en cerdos, visones y gatos domésticos. Los cerdos, y quizás los visones, pueden actuar como un tubo de ensayo biológico: a sus receptores traqueales se adhieren virus aviares, porcinos y humanos. El intercambio de algunos de los 8 segmentos genómicos del ARN viral genera un nuevo virus con potencial pandémico porque la humanidad carece de memoria inmunológica protectora frente a él (pandemias de 1918, 1957, 1968 y 2009). Pero lo habitual es que el mamífero infectado muestre síntomas respiratorios y/o neurológicos indicativos de neumonía y de encefalitis, respectivamente. Los síntomas son bien conocidos por los veterinarios. Las autopsias certifican el cuadro clínico. Los humanos se contagian tras un contacto cercano con las aves (sobre todo de corral) y con los animales (caza, zoos, mascotas) enfermos o muertos. Hasta 2023 se habían diagnosticado 878 casos de gripe H5N1 en humanos. La letalidad, brutal, es del ¡52%! (la gripe estacional mata a menos del 1%; la terrible pandemia de 1918, el 2.5%). Acaban de describirse dos nuevos casos en humanos en California, pero todavía no se ha demostrado la transmisión interhumana.
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El análisis de 9.700 especies de aves (el 92% del total conocido) en 2021 permitió a unos investigadores calcular el número aproximado de aves silvestres del planeta: 50.000-430.000 millones de individuos, sin contar los 25.000 millones de pollos domésticos. El rango es muy amplio, pero permite calibrar la magnitud potencial del problema de la gripe aviar stricto sensu. En su variante de alta patogenicidad mata al 100% de las aves, siendo una fuente peligrosa y real de contagio animal. Sumar el número incontable de mamíferos candidatos a ser infectados incrementaría el riesgo mutacional. Esperemos que el grajo del destino vuele cerca de las nubes de la esperanza y que nunca llegue el frío de la nieve pandémica. Sabido es que, cuando el grajo –un primo hermano de los cuervos de Shakespeare– vuela bajo, hace un frío que pela.
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