Aunque sus primeros pobladores se remontan al neolítico, el origen exacto de Badajoz no está datado con precisión. Todavía en el siglo XVI hay quien ... dice que lo fundó el nieto de Noé, Túbal, el año 143 después del Diluvio Universal.
Desde sus inicios la población ha sido llamada de muchas maneras. Entre los nombres legendarios aparecen Badía, Basgati, Budúa, Cívitas Pacis, Pax Augusta o Paz Iulia. Y luego Batallius, Badiao, Bale-Aix, Wadí-Xauz, Baled-Colb, Bal-al-Doxi, Baledajors, Baxangus y otros muchos, de ordinario referentes a su condición de lugar fértil y apacible, rico en vides y ganados. En alusión a ello, un excelente vino ya desaparecido ostentó el nombre de Basangus.
Más de un centenar de topónimos distintos citan las corografías y crónicas antiguas, árabes y cristianas, aplicados a nuestra ciudad, hasta que en el siglo IX se perfila, todavía con diversas variantes, el Batalyaws de Ibn Marwan sobre el que, tras su integración en el ámbito cristiano al ser ocupada en 1230 por Alfonso IX de León, se fija el Badajoz definitivo que a partir de entonces recogen los documentos.
Tal multiplicidad de nombres para citar el mismo lugar se explica por dos motivos. Uno, que por su estratégica situación e intensa actividad geopolítica y militar eran muchos los que lo mencionaban. Y otro, que como las referencias eran orales, sin reflejo documental escrito, cada cual lo pronunciaba de una manera. Y menos mal que entonces no había RAE, porque en ese caso la confusión hubiera sido aún mayor.
En memoria de su raíz árabe es una de las únicas cinco capitales de provincias, entre las cincuenta y dos de España, que en su nombre ostenta una z. Dos la tienen al inicio: Zamora y Zaragoza. Otra, en medio: Santa Cruz de Tenerife. Y dos, al final: Cádiz y Badajoz. En las tres primeras su pronunciación es insoslayable, pero en las últimas es aleatoria y prácticamente nunca se utiliza. Un gaditano no dice Cádiz, sino Cái. Ni un badajocense, Badajoz, sino Badajó. No hace falta más. Cabe afirmar que en estas dos ciudades la z, en lugar de perfeccionarlas, las desvirtúa.
Valladolid o Madrid no se conciben fonéticamente sin la d final bien enfatizada, pues en ellas reside su esencia. Para afirmarse más, Madrid incluso la cambia, cuando se quiere hacer mas castizo, por la z que en Badajoz se soslaya. Como decía mi gran amigo y colega cronista Enrique de Aguinaga, Madrid tiene vocación de z. Pero a Badajoz, como a Cádiz, no le hace falta para afirmar su identidad
El castizo cantante Pepe Blanco hizo muy popular un chotis chulapón en el que proclamaba que Madrid tiene seis letras. Muy bien. Pues Badajoz tiene siete.
Ahora las están poniendo a la entrada de la ciudad como reclamo turístico.
Incluida, aunque no se pronuncie, la recia z que no por silenciada es menos querida.
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