¿Qué ha pasado hoy, 9 de marzo, en Extremadura?

Desde la llegada de Vox al Gobierno de Extremadura, la oposición no hace más que embestir contra una consejería creada 'ad hoc' para la defensa ... y mejora del medio rural, dentro del cual la tauromaquia juega un papel de primer orden.

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Extremadura es campo y toros. Es la unión del elemento ecológico más sostenible, la dehesa, con el más bello de los animales, el toro de lidia. Sostenibilidad en estado puro. Y no ecologismo de salón o chiringuito político al servicio de los ecolistos, porque de tontos no tienen ni un pelo.

En España, siguiendo el ejemplo europeo, hemos tomado el triste camino de imponer las directrices de despacho a nuestro campo, sus gentes y al mundo rural, al que deberíamos venerar por ser pilar fundamental de nuestra soberanía alimenticia y del ecologismo con mayúsculas, el de toda la vida.

No hay mejor forma de conservar nuestro bioma que a través de la tauromaquia. Porque esta es, ante todo, ecología. ¿Quién, sino el rey de la fiesta, el toro bravo, se iba a postular como soberano de nuestro más preciado ecosistema? El toro de lidia no es una especie, como muchos postulan, sino una raza. Es la raza de razas. Una raza que permite que más de medio millón de hectáreas de campo estén dedicadas a su crianza. Una de cada siete hectáreas en nuestro país está dedicadas a tal fin. Hectáreas de dehesas sostenibles, ya que acogen a esta noble raza a la par que cobija otras especies en peligro de extinción como la cigüeña negra o el lince ibérico. La vivienda del toro, encinas y alcornoques, es la morada ecosostenible más antigua de la historia.

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Además, el toro es el habitante más conservacionista de la dehesa. Preserva la raíz de las praderas y las semillas caídas de los árboles gracias a su yantar con el belfo y su dentición inferior. Por su hollaje del suelo previene el fuego en periodos de sequía. Por sus heces abona la tierra. Por su peligrosidad defiende el territorio de la invasión humana. Por su carácter depredador coexiste con otras especies no herbívoras. Solo tolera en el muladar la presencia furtiva de carroñeros y por el precio de su bravura mantiene y coopera en la rentabilidad ganadera. ¿Algún otro animal da tanto? Produzcamos más toros bravos y menos animalistas. Mejor nos irá.

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