No mires arriba
MIDIENDO LAS PALABRAS ·
Resulta que, el 22 de diciembre de 2032, existe una probabilidad –de 1 en 53– de que un pedrusco espacial impacte en algún lugar de la TierraMIDIENDO LAS PALABRAS ·
Resulta que, el 22 de diciembre de 2032, existe una probabilidad –de 1 en 53– de que un pedrusco espacial impacte en algún lugar de la TierraCuántas veces, en una situación azarosa –tal como ser pillado consultando ofertas 'online' en el trabajo, recibir a tus cuñados «unos días» en casa o tener que presentar algo urgente que, por supuesto, olvidaste hacer–, hemos pensado lo bien que vendría un cataclismo que nos ... engullese?
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Pues bien, nuestras plegarias han sido escuchadas por quien quiera que maneje el sistema sideral y resulta que, el 22 de diciembre de 2032, existe una probabilidad –de 1 en 53– de que un pedrusco espacial impacte en algún lugar de la Tierra.
Es verdad que para entonces algunos, ya jubilados, podrán consultar las compras que quieran –eso si aún queda dinero para las pensiones– e, incluso, podría ser que los cuñados ya se nos hayan marchado de casa, pero, bien mirado, un meteorito a tiempo tiene su aquel.
Pesimistas, que siempre los hay, temen que semejante guijarro cause una destrucción incontrolada, arrasando un territorio y sembrándolo de cadáveres. A ver, para eso no hace falta la intervención galáctica, ya nos valemos solos. Ahí tenenos Gaza. Es más, viendo las posibilidades del lugar, Trump, quien igual para entonces ha pervertido el sistema y sigue en el poder –ya saben, bicho malo...–, si sobre las ruinas palestinas planea un macabro lugar de vacaciones, sobre el territorio impactado –invasión mediante– puede, además de crear otro resort necroturístico, aprovechar para extraer esas tierras raras por las que el mundo empieza a pegarse sin necesidad del «Drill, baby drill».
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Lo curioso es que hayan afinado con el día, pero no con el lugar. Teniendo en cuenta la racha que llevamos –volcán, dana, Melody–, no sería extraño que, cual turismo de borrachera aunque un poco menos dañino, se viese atraído por nuestro país.
Incluso la fecha haría sospechar de su querencia española: 22 de diciembre, san Bombo lotero. Según los expertos, es más probable que te caiga el asteroide que ganar la lotería. También sería mala suerte que en el preciso momento en que el niño de san Ildefonso canta el gordo con tu número te impacte un aerolito, cosa, por otra parte, no tan difícil pues se calcula que cada cien millones de años puede caernos una «chinita» de estas. A alguien le tiene que tocar.
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Pesimismos aparte, el tema está en manos de los «defensores planetarios» de la NASA. Solo hay que rezar para que Trump no la desmantele y se la regale a Musk.
Además, con esta perspectiva, uno se plantea el futuro de otra manera. Mazón, por ejemplo, puede seguir inventando versiones de su comida en el Ventorro o el novio de Ayuso posponiendo la fecha de su juicio hasta el 2033. El Gobierno –el que sea– seguirá prometiendo miles de viviendas sociales que tampoco tendrá que hacer, los jóvenes firmarán hipotecas astronómicas seguros de no ser desahuciados y el retraso en las citas sanitarias dejará de importarnos pues el meteorito, finalmente, nos igualará a todos. Eso es justicia social y lo demás, tonterías.
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