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Qué tienen en común países tan diferentes como Antigua y Barbuda, Australia, Bahamas, Belice, Canadá, Granada, Gran Bretaña, Jamaica, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Islas ... Salomón, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente, las Granadinas o Tuvalu?
No me sorprendería si no pudiera encontrar un hilo conductor entre países tan diferentes; después de todo, abarcan enormes espacios helados como mi Canadá natal, o diminutas naciones del Pacífico Sur difíciles de encontrar en el mapa.
¿Todavía le cuesta? Una pista: Barbados solía estar en ese grupo hasta el año pasado, momento en el que esta nación caribeña dio el audaz paso de corregir el error del siglo XVII y culminar recientemente el paso de convertirse en una nación plenamente soberana. Barbados alcanzó la mayoría de edad, y se convirtió en una república para sustituir a la reina de Inglaterra como jefa de Estado por un representante elegido por el pueblo. Pero no es el único país caribeño en hacerlo; en 1970, Guayana abandonó a la reina como jefa de Estado, seguida por Trinidad y Tobago en 1976, y Dominica en 1978.
Aunque pueda resultar sorprendente, el resto de los países de esa lista tienen todos a la reina Isabel de Inglaterra como jefa de Estado. En esos países, conocidos como reinos de la Commonwealth, la reina nombra a un representante, que suele ser recomendado por el líder elegido por la población, como el primer ministro o presidente, aunque la reina sigue siendo la jefa del Estado.
A veces se confunde a estos países con otros miembros de la Commonwealth; la mayoría de los miembros son solo estados, como India, Kenia o Malasia, a pesar de que tienen estrechos vínculos con el Reino Unido, aunque estos no tienen a la reina como monarca, porque eligen al jefe de Estado entre su propio pueblo.
Pero son tiempos difíciles para los de sangre azul. La vida ya no es solo un flujo constante de Vega Sicilia y examantes despechados. Durante una reciente gira por el Caribe, el príncipe Guillermo y la duquesa de Cambridge fueron recibidos con más protestas que admiración mientras paseaban por sus desfiles colonialistas. Los manifestantes locales en Belice y Jamaica pidieron una disculpa formal de la realeza por el papel de su familia en la esclavización y brutalización de los africanos y exigieron reparaciones; algo a lo que se niegan.
Mientras se curaban las quemaduras de sol en casa, Belice, Bahamas, Jamaica, Granada, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves anunciaron sus planes de seguir el ejemplo de Barbados.
Esta semana se produjo otra conmoción real, no en Sanxenxo, sino en nuestras antípodas: Australia destituyó al primer ministro de la derecha populista y eligió a Anthony Albanese, líder laborista y republicano declarado que ha afirmado que Australia debería celebrar un referéndum para destituir a la reina como jefa de Estado.
El crecimiento y el cambio son inevitables, como han demostrado estas valientes naciones. Alcanzar la mayoría de edad y convertirse en un país plenamente democrático no tiene por qué ser traumático. La palabra «república» no tiene por qué significar rebelión. Simplemente significa elección, el poder elegir a los jefes de Estado o destituirlos pacíficamente si es necesario.
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