Nadie más válido para valorar la libertad que el perseguido o el preso: «Libertad qué gran palabra para el preso». (Jarcha-Cadenas). Por ello, la libertad fue el principal emblema de Miguel de Cervantes. Un emblema enarbolado en su literatura y en su vida como ... continuidad de la una en la otra y viceversa. Y por este motivo, tan romántico, Cervantes elabora una novela en la que cabe todo y caben y cabemos todos y todas:

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«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida». (El Quijote, segunda parte, capítulo LVIII). De ahí, que la mezcla de géneros y gentes sea la divisa de la literatura cervantina, de la literatura moderna, de la novela a la que dio luz el 'Manco de Lepanto', aquel hombre que pasó tantas horas a la sombra.

La mezcla de géneros, sí. Porque no fue la poesía la gracia que no quiso darle el cielo. Toda la creación literaria de Cervantes se encuentra trufada o salpimentada de poesía y de versos maravillosos con los que, además, engendró, engendra y engendrará otra poesía y otros versos magníficos en otros autores, como el vate nicaragüense, Rubén Darío: «Rey de los hidalgos, señor de los tristes, / que de fuerza alientas y de ensueños vistes, / coronado de áureo yelmo de ilusión; / que nadie ha podido vencer todavía, / por la adarga al brazo, toda fantasía, / y la lanza en ristre, toda corazón».

El manejo lírico de Cervantes alcanzó cotas de altura, como también lo hizo su teatro, solo que el Quijote eclipsó por completo el resto de su obra e, incluso, al propio autor, personaje incluido en la novela; ya que el Quijote significó un referente ineludible a nivel universal que perdurará como el faro más luminoso de la novela de cualquier autor o autora en cualquier tiempo y lugar.

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Y la mezcla de gentes, porque el Quijote es un canto irónico a la pluralidad y polaridad inagotable y cambiante de lo humano: a su carácter trágico y cómico, a lo heroico y lo grotesco, a la cordura y la locura, al humanismo y a la Contrarreforma, a la soberbia y a la humildad, al guardián y al delincuente, al aldeano y al duque, al gobernante y al gobernado.

De esta versatilidad globalizadora, comprensiva y compasiva hacia la condición humana deriva buena parte de la popularidad de la obra; una popularidad que le otorgó carácter de best seller ya en su época y se prolongó a lo largo del tiempo, superando los ámbitos lingüístico y literario, y provocando, por ejemplo, el acercamiento al Caballero soñador de la Triste Figura de artistas como Frank Sinatra, Jacques Brel, Céline Dion, Julio Iglesias o Dana International, entre otros.

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Gracias por la novela y por la libertad.

Gracias, Cervantes.

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