Hay diversos modos de baremar la evolución de la sociedad y uno de ellos debía ser el número de perros que se han multiplicado en ... nuestras casas y calles. Y es que las mascotas están empezando a ocupar un espacio emocional, que no creo comparable con el de los hijos, porque no entiendo que haya gente que entre en comparaciones de ese tipo; pero no hay duda de que en España la economía también se debía medir por cómo se han multiplicado las clínicas veterinarias que, dicho sea de paso, no son nada de baratas en cuanto a cualquier tratamiento o vacuna que necesite el perro o el gato de turno. Las peluquerías caninas son un negocio en alza, al igual que los carritos, más pequeños que los de los bebés, pero que dan el mismo resultado a las personas que los utilizan, bien porque el animal tenga algún problema o porque sus dueños deseen que vayan más cómodos montados en ellos. Y a esto hay que sumar que cada día se le dedica más espacio a la comida, higiene y otros en las estanterías de los supermercados, donde hay todo tipo de productos y cuyo precio, en algunos casos, resulta escandaloso, por no hablar de la estética de los mismos como los patés de los gatos que no es difícil confundirlos si alguien los conserva en el mismo frigorífico donde guardan los de los humanos.

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El último grito ha sido el ambientador que anuncian en los medios de comunicación para que los perros no se estresen. Desde luego, las economías de los españoles no deben ser exiguas porque si cada día existen más productos en el mercado, más clínicas veterinarias, más peluquerías caninas y más variedad de carritos, entre otros productos como los atuendos para animales, es porque se venden.

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