Asumamos nuestra historia
La Transición fue una obra colectiva de los españoles. Esta es su grandiosidad
FELIPE TRASEIRA
Jueves, 12 de enero 2023, 10:16
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FELIPE TRASEIRA
Jueves, 12 de enero 2023, 10:16
Hay naciones que apenas se cuestionan como pueblo, como nacionalidad. La consecuencia es un claro patriotismo. Ejemplo, Francia. Sin embargo, otros pueblos no saben o tienen dudas de quienes son, de las características comunes que les unen, y se dedican a sacar punta a lo ... que les separa, impidiendo así la convivencia y el desarrollo de la nación. Ejemplo, España. Es inconcebible que la izquierda española esté empeñada en destruir el legado de la Transición, el período más próspero de nuestra historia contemporánea.
El desarrollo económico de los años sesenta del siglo pasado produjo en España el surgimiento de una amplia clase media, condición inexcusable para la estabilidad social y política de los pueblos. El español medio, con acceso al consumo y a estándares de vida europeos, pronto se dio cuenta de que al desarrollo económico no correspondía una modernización política, abogando por la sustitución del franquismo por una democracia al estilo europeo. La madurez y moderación de este amplio sector de clases medias fue lo que hizo que se pasara de la dictadura a la democracia. Una verdadera ‘hazaña’, en palabras certeras del periodista José Julián Barriga, testigo privilegiado al haber desempeñado cargos en el campo informativo durante los gobiernos de Adolfo Suárez.
La Transición se hizo posible también por la colaboración de los poderes fácticos. La Iglesia, que había disfrutado de determinados privilegios durante el régimen, comprendió que era inevitable el cambio. Lo mismo la patronal, el Ejército y los sindicatos. Los países de nuestro entorno contribuyeron también, pudiendo destacar Alemania y Estados Unidos. Los vientos de fuera nos eran favorables, al contrario de lo que sucedió a la Segunda República española, condicionada por la crisis económica de 1919.
La Transición, esa empresa grandiosa de todos los españoles, materializó el viejo sueño de los ilustrados de incorporación a Europa en todos los aspectos. En el XVII hubo una indiferencia o incomprensión de España hacia la marcha de Europa. Pero en el XVIII España tendrá como paradigma a Europa. Gregorio Mayáns, Jovellanos, Antonio Ponz, Cadalso, Leandro Fernández de Moratín, Forner y tantos otros estuvieron atentos a poner a España a la altura de Europa. En suma, tenía lugar la sincronización de los destinos de España con los de Europa.
Fue un cambio profundo. Aunque el impulso fue obra de personalidades procedentes del régimen franquista, fundamentalmente el Rey, Torcuato Fernández Miranda y Suárez, «no se planteó solo una reforma ‘para todos’, sino que se propuso y se llevó a cabo ‘con todos’», como dijo Landelino Lavilla, tal vez el mejor presidente de las Cortes. La Transición fue, pues, una obra colectiva de los españoles. Esta es su grandiosidad.
«Nunca hubo un período de prosperidad semejante al actual, ni siquiera con la Ilustración o con Carlos III, o en momentos liberales. Nunca hubo tanta libertad, igualdad, progreso y presencia en el mundo, contar con una lengua de 500 millones de hablantes… Tratar de destruir todo esto me parece inconcebible», ha asegurado el que fuera ministro de Cultura César Antonio Molina.
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