¿Qué ha pasado hoy, 23 de febrero, en Extremadura?
Isabel Díaz Ayuso durante una rueda de prensa. HOY

Ayuso y Garzón, tal como son

ANÁLISIS ·

El ministro tropieza con el reduccionismo de los mensajes que domina esta época, en lo que la presidenta de Madrid es experta

Pablo Calvo

Cáceres

Domingo, 16 de enero 2022, 08:25

A Jesús Garzón (no Alberto) se le considera el alma máter de Monfragüe, un sabio del medio ambiente y pionero en que los gobiernos incluyeran ... la preocupación medioambiental en su agenda. Transcurridos los años, reactivó los valores de la trashumancia haciendo pasar rebaños de ovejas por la Puerta del Sol. Fue también director general de Medio Ambiente en los albores de la Junta de Extremadura, y tras su marcha de la política, se le atribuye a Rodríguez Ibarra la reflexión de que nunca volvería a nombrar a un ecologista como responsable del área: cuando se ocupa un cargo público, es más conveniente tener una visión de conjunto que ser un forofo, un activista. Las buenas intenciones se suponen.

Publicidad

El domingo pasado, Manuela Martín, en su Carta de la Directora, se refería a Alberto Garzón, esta vez sí, como el ministro activista. Tenemos un titular de Consumo que cree una buena idea poner el foco en la excepción y no en la generalidad del sector, en este caso la buena calidad de las carnes españolas. Y hacerlo en la prensa extranjera. Sigue sin entrarle en la cabeza que lo que queda en la opinión pública (lo que ha retenido a buen seguro el consumidor británico) es que si un ministro cuestiona lo que vende su propio país, es suficiente razón para olvidarse de ese país a la hora de comprar.

En este reduccionismo de mensajes en el que vivimos, el titular de Consumo se encuentra a años luz de aprendizaje de la presidenta de la Comunidad de Madrid, una aventajada en enfangar el terreno de juego político trasladando ideas que, por su simpleza y populismo, tergiversan la verdad.

Díaz Ayuso ha asociado los fondos europeos al amiguismo. Es suficiente para que cale esa idea en el imaginario colectivo, aderezado con la solemnidad del Tribunal Supremo. Están en juego nueve millones de euros a repartir entre cuatro comunidades, una de ellas Extremadura. En consecuencia: los extremeños somos unos enchufados por tener gobierno socialista.

Publicidad

Da igual que los fondos europeos de recuperación sean 140.000 millones; y da igual que la comunidad madrileña ya haya recibido 1.200 millones, por 180 a Extremadura en el primer reparto de urgencia. Afortunadamente (¡qué haríamos con los dos millones que nos corresponden de esos nueve denunciados!), nuestra región ya tiene comprometidos más de 600 millones para el 2022 y futuro.

Tampoco importa que Galicia hubiera pedido explicaciones también por el reparto de ese pequeña partida que tanto molesta a Madrid, pero por cauces administrativos y sin la carga de espectáculo habitual, es decir, con el estilo de trabajo de Núñez Feijóo y no el de Ayuso. Lo que pone de manifiesto que nada tiene que ver la ideología que se profese o el partido al que se pertenezca para definir los modos de ejercer la acción política.

Publicidad

Aunque el Supremo, que debería estar para otras cosas, llegara a la conclusión de que esos programas piloto de empleo se han concedido de forma arbitraria, eso no significaría que el maná de los fondos europeos esté siendo una 'rebañina' de los amigos y aliados de Pedro Sánchez como ya proclama el PP. Pero es lo que quedará de esta polémica.

Que Alberto Garzón aprenda la lección: que sea un poco más prudente en sus declaraciones porque no se puede ser activista y ministro a la vez, y más consciente en cambio de que hoy todo queda reducido a un mensaje, más eficaz cuanto menos complejo sea. Que no lo sepa a estas alturas alguien como él, es una clara muestra de su torpeza. Si aún no ha aprendido de comunicación política, es decir, de propaganda, que le pregunte a Díaz Ayuso y a otros.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.

Publicidad