El barranco de Iván Redondo

Debo reconocer que tengo curiosidad por saber a qué comparación recurre Redondo cuando o bien él, o bien Sánchez, o bien ambos, se tiren o se caigan por el barranco de la política real. Mi curiosidad, malsana por supuesto, se debe a que tras la derrota electoral del PP extremeño en 2015 Redondo comparó a Monago con dos famosos primeros ministros ingleses. Con Harold Wilson, que tuvo que enfrentarse en los años 70 a una fuerte crisis económica. Y, cómo no, con Winston Churchill. El mítico político inglés volvió a ganar las elecciones después de haber sido derrotado y Redondo vaticinó que a Monago le pasaría lo mismo, volvería a ganar pronto, como sir Winston. No lo hizo en 2019, pero quién sabe si lo logra en 2023 y así no deja en mal lugar a su antiguo jefe de gabinete. Está a tiempo de emular a Churchill.

La nómina de personajes relevantes es nutrida, pero me temo que, emparejado Churchill con Monago, cuando le toque a Redondo ponderar el genio político de Sánchez va a tener que picar todavía más alto y recurrir tal vez a Roosevelt o a Washington para hacerle justicia.

A Redondo hay que reconocerle su maestría para distraer la atención. El debate político de la semana es el indulto a los condenados por el procés y él pone sobre la mesa la creación de una NASA española. La semana pasada, cuando estábamos con la crisis migratoria de Ceuta, se presentó el plan España 2050.

El único problema para que estos juegos de manos con que nos escamotean la realidad tenga siempre éxito es que el asunto de los indultos va a resistirse a desaparecer. Hay muchos españoles a los que les chirría que se pueda indultar a unos presos condenados en firme que no solo no se arrepienten, sino que prometen volver a incumplir la ley. La sensación que cala en muchos ciudadanos, incluidos algunos militantes socialistas, es que con esos indultos el presidente no quiere comprar la concordia en Cataluña, como pregona, sino dos años más de estancia en La Moncloa.

Es cierto que en la España democrática se ha indultado a muchos condenados, políticos incluidos, pero no recuerdo yo que cuando se le aplicó la medida de gracia a Vera y Barrionuevo salieran de la cárcel diciendo que iban a montar otra vez los GAL.

Ojalá el problema catalán tuviera una solución tan 'fácil' como conceder el indulto a los presos del procés; tampoco Sánchez lo cree. Su esperanza estriba en que de aquí a que se convoquen elecciones Iván Redondo tenga tiempo de representar tantos trucos de magia que para entonces los votantes hayan olvidado los indultos y no los despeñen por el barranco electoral.