El estado de Arizona fue parte del virreinato de Nueva España hasta 1821, cuando dejó de ser parte del reino español. Dentro de su fauna ... típica está el coyote, un cánido primo lejano del lobo ibérico. Hace unas semanas Fondenex dejó muy claro en HOY las razones por las que hay que proteger a nuestros lobos, que no son ningún peligro para las personas, que regulan las poblaciones de ciervos, jabalíes y zorros, y que si bien de vez en cuando comen algún cordero (3% de su dieta), no por ello hay que estigmatizarlos, sino compensar al ganadero por la pérdida. El 7 de octubre, Juan Quintana, en su sección 'Análisis agrario' de HOY, terminaba de un plumazo con las leyes naturales que regulan la distribución geográfica de las especies y que explican, por ejemplo, porqué hay osos polares en el Ártico, rinocerontes blancos en África, jaguares en Suramérica o koalas en Australia. ¿Puede que tengan que ver algo el clima, la vegetación, la relación predadora con otras especies o la duración de la luz del sol? A mí eso me enseñaron en la facultad.

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¿Y la teoría de la evolución? Pues Darwin se hubiera sobresaltado si conoce la 'teoría de Quintana', de trasladar especies de forma artificial de un continente a otro. ¿Es posible que se olvide el daño causado por el blakc-bass y el cangrejo americano en España o el conejo en Australia, por ejemplo? Pues, ya saben, para conservar el lobo ibérico, los cogemos y los llevamos a Arizona, y para compensar, nos traemos los coyotes a la sierra de San Pedro, pero eso sí, para controlarlos, Fondenex exige que los manden con un grupo de 'correcaminos', el simpático pájaro de la Warner Bross, al que Wile E. Coyote, nunca atrapaba y siempre acababa «descalabrado».

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