Vengo defendiendo públicamente la unión de Don Benito y Villanueva desde el año 1995, no obstante, otros ya esbozaron política (años 60 y 70) y ... académicamente (departamento de Geografía de la UEx, 1980) las ventajas de esta conurbación. Sin embargo, el pasado año es cuando finalmente se deciden ambas corporaciones a proponer un referéndum sobre una necesidad sentida y vivida por la mayoría de los habitantes de ambos municipios, sin descuidar las ventajas territoriales y socioeconómicas que suponen su incremento de tamaño.
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En este sentido, hay que reconocer el coraje de José Luis Quintana y Miguel Ángel Gallardo al hacer una consulta pública con los riesgos que entrañaba cuando teniendo mayorías en ambos ayuntamientos se podía haber tomado la decisión sin más consideraciones ni explicaciones. Tras los resultados ampliamente mayoritarios del referéndum a favor de la unión, si bien respecto al 66% de votos afirmativos exigidos en Villanueva hubo mucha holgura mientras en Don Benito los resultados estuvieron ajustadísimos.
Una vez superada esa fase, según acuerdo de pleno, tenía que elegirse un nombre diferente y que no tuviese relación alguna con sus nomenclaturas originarias y para ello designaron un comité de catorce expertos. Nunca entendí el porqué de esta propuesta tan absurda y a qué intereses respondía, cuando Don Benito-Villanueva es un antro-topónimo tan arraigado en ambas poblaciones y en el exterior, hasta el punto que desde 1975 todos los naturales de ambas ciudades han nacido en el hospital homónimo, aunque cada uno aparece empadronado según residencia materna. Es decir, más de la mitad (56,3%) de los calabazones y serones vivos han nacido en el centro hospitalario «Don Benito-Villanueva», y los que nazcan en el futuro también lo harán ahí.
El comité seleccionado tuvo que lidiar con un tema de difícil justificación (inclusive yo a título personal argumenté un topónimo motivado por dicha exclusión) que desde el principio intuí que no iba a contentar a nadie, como así fue cuando hace unos días se hicieron públicos los nombres (con discrepancias internas dentro del comité) de Mestas del Guadiana y Concordia del Guadiana. Ante el rechazo generalizado de villanovenses y dombenitenses (más del 80% según las encuestas de los periódicos regionales), los dos alcaldes, con buen criterio, decidieron renunciar a esas denominaciones. Es evidente que no se puede crear algo de la nada sin la aceptación de la sociedad a quien se intenta cargar con algo nuevo que rompe con la tradición y no se ajusta a sus idiosincrasias. Las sensibilidades identitarias afianzadas a lo largo de generaciones no se cambian por imposición.
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Es palpable el sentir popular de mantener el nombre compuesto de Don Benito-Villanueva, como corresponde a una fusión de dos términos municipales limítrofes y con contigüidad espacial y con cordón umbilical de apenas 4 kilómetros de distancia cubierto por un continuum urbano de servicios y equipamientos compartidos, pero con bicefalia (dos cascos históricos con nombres que se remontan a sus orígenes medievales). Por todo ello, haciéndonos eco de ese sentimiento común ya expresado por convivir conjuntamente (pasar de pareja de hecho a matrimonio) debe mantenerse la denominación tradicional de Don Benito-Villanueva, donde unidos en la diversidad sigan respetando sus identidades hasta que en la próxima generación surjan las primeras cohortes demográficas que se sientan como tales sin distinción alguna. Serán los descendientes de quienes nunca renunciaron a su historia ni a sus linajes.
Si la discrepancia, para alguno, surge por cuál de ambos nombres va en primer lugar, cabe señalar que en todas las fusiones habidas en España aparece siempre la de mayor empaque, pues desde Vilanova i la Geltrú (siglo XIII), pasando por Peñarroya-Pueblonuevo (s. XIX) hasta el más reciente de Oza-Cesuras (2013), así ha sido. En este sentido, no cabe duda que Don Benito tiene un mayor tamaño demográfico (+32,2%), casi cuadriplica en extensión municipal a Villanueva, en peso económico es casi un 40% superior, etc. Y, además, por orden alfabético también debe ir en primer lugar. Nadie pierde nada, incluso sendos alcaldes llevan nombres compuestos y no se les llama por el primero.
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Ahora se da la circunstancia de que el nombre conjunto tiene una fuerza renovada y de marca merced a las apariciones gratuitas en todos los medios de difusión nacionales (cadenas de televisión y de radio, periódicos y redes sociales) sin que haya nadie en toda España que desconozca este proceso tan innovador, dada la dimensión y escala de ambas ciudades, que está sirviendo de ejemplo al resto de la «España confrontada». De hecho, ninguna ciudad de esta entidad ni siquiera muchísimo mayores ha tenido tanta eco y repercusión mediática, siendo referentes y paradigma para muchos otros territorios en el necesario proceso de agrupación para al menos tres cuartos de los 8.131 municipios de nuestro país.
En definitiva, hay que aprovechar este contexto para avanzar sin distracciones en los trámites administrativos pendientes, Don Benito-Villanueva se lo merecen.
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