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ANÁLISIS ·
Los vecinos de Don Benito y Villanueva de la Serena parecen avalar el paso dado por su alcaldes para integrar ambos municipiosHOY publica este domingo una encuesta sobre la fusión entre Don Benito y Villanueva de la Serena que refleja una opinión muy favorable a que ... se lleve a cabo. Tres de cada cuatro vecinos son partidarios de que las dos localidades dejen paso a una nueva ciudad. Se trata, a la vista de los resultados del estudio, de una buena idea, bien recibida por una amplia mayoría de habitantes de ambos municipios, que intuyen muchas más ventajas que inconvenientes en formar parte de un solo núcleo urbano. José Luis Quintana y Miguel Ángel Gallardo, alcaldes de Don Benito y Villanueva, han sabido captar el pulso de la calle que a veces los dirigentes políticos pierden, y se han propuesto impulsar un proceso que es complejo, abandonando posiciones que para ellos habrían resultado probablemente más cómodas.
En la edición de ayer sábado también aparecían Rudith y Óscar, un matrimonio 'mixto' de los que hay bastantes, que son el ejemplo de que la unión entre serones y calabazones es desde hace mucho tiempo una realidad contrastada a niveles cotidianos, y de que los habitantes de ambas localidades se mueven y actúan en su día a día como si prácticamente las dos ciudades fueran una sola. Parejas que deciden vivir en una u otra con la misma naturalidad que si estuvieran optando entre un barrio u otro de un solo núcleo urbano, y cuya movilidad laboral, comercial, familiar o de ocio es constante entre Don Benito y Villanueva, como si se desplazaran de un punto a otro de una misma ciudad.
No faltan reticencias y objeciones, como es natural. Por un lado, el temor a peder costumbres y tradiciones, es decir, piques y rivalidades sanos como se dan en todas partes y que deben mantenerse, de la misma forma que dentro de una misma ciudad existen varios clubes de fútbol que compiten entre ellos o cofradías y murgas que se disputan ser las mejores. Las identidades y pasiones no están circunscritas siempre a los estrictos límites de un término municipal.
Por otro lado, hay quien teme que se alejen determinados servicios públicos o se complique el acceso que tienen ahora a ellos, es decir, que su calidad de vida, que en este tipo de municipios medios es muy alta, se vea de alguna forma resentida.
Es evidente que el ciudadano tiene que percibir que la integración es un proceso que le suma y no que le quita cosas. Por eso, en los primeros momentos se impone una fase de transición en la que lo más importante es que los vecinos sientan que han ganado con la fusión, aunque ello suponga que se mantengan servicios o dependencias duplicadas. Todo eso es un equilibrio que los responsables municipales de ambas localidades que comandan la integración deberán ir resolviendo, porque no se trata, es cierto, de un proceso fácil ni instantáneo.
Profesores como Julián Mora Aliseda o Gabriel Moreno han abogado en ocasiones anteriores en estas páginas por la unión de ayuntamientos como una forma clara de mejorar y ser más eficaces en los servicios que se prestan a los ciudadanos reduciendo costes al mismo tiempo. En este contexto de despoblación, mantener estructuras municipales que atienden a 500 vecinos, a veces incluso a menos, resulta como poco llamativo, y esto no tiene nada que ver, como decíamos antes, con identidades, patrones y fiestas. Tiene que ver con calidad de vida y una Administración eficaz y atenta a las necesidades de los residentes en la España rural.
Es cierto que se trata de procesos que requieren de dedicación y visión amplia, incluso de un punto de generosidad, que llevan su tiempo de aplicación y que, por tanto, no ofrecen resultados inmediatos, lo que muchas veces está reñido con el ritmo y las prisas de la acción política. Esto explicaría por qué se trata de un debate siempre aplazado y, al mismo tiempo, pone más en valor el paso dado por los alcaldes de Villanueva y Don Benito, que han decidido complicarse la vida cuando han llegado al convencimiento de que la integración de ambos municipios puede resultar buena para el interés general, también para Extremadura. Una decisión valiente que parece avalada por sus vecinos.
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