Los lectores de HOY estarán al tanto del sainete montado en Granada a cuenta de que el alcalde, que pertenece a Ciudadanos, le ha debido coger gusto al sillón y no quiere abandonar el cargo, tal como acordó con el PP. Granada nos interesa porque ... la ciudad de Badajoz también se apuntó hace dos años a la operación 2+2 (dos años para mí, dos para ti) y esto obliga a Francisco Fragoso a dejar la Alcaldía para que la ocupe Ignacio Gragera, de Ciudadanos.

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Tras el fiasco de Granada, en Badajoz corren los rumores sobre golpes de mano de última hora que darían al traste con el relevo. Pero, de momento, no hay razón para pensar que Fragoso y el PP no cumplan con su acuerdo. Aunque la política española se asemeja cada vez más a una timba de póker en la que, si se puede, se engaña al contrincante, ni el alcalde de Badajoz ni el Partido Popular de Extremadura parecen estar por la labor de traicionar el pacto.

Quienes todavía no se creen que vaya a haber cambio de alcalde se agarran al argumento de que dos años después de ese pacto la situación política es otra. ¡Y vaya si lo es! Ciudadanos está semidestruido en toda España, se han fugado del partido dirigentes destacados y nadie confía en que vaya a remontar esta crisis.

El multipartidismo que alumbró gobiernos municipales y autonómicos con coaliciones inestables y cambalaches sin cuento pierde gas. Y se producen operaciones como la iniciada en Murcia, en la que PSOE y Cs querían desalojar al gobierno popular y no solo fracasaron sino que dieron lugar a que Díaz Ayuso convocase elecciones e incrementase su poder en Madrid. Desastre total para los urdidores de mociones en la trastienda.

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¿El terremoto de Granada puede tener réplica en Badajoz? Nos sorprendería a todos. Lo que no quita para que, de aquí a la elección de Ignacio Gragera a Fragoso le vayan a estar susurrando al oído que cómo va a entregar el mando de la ciudad más grande de Extremadura a un partido en descomposición. Si damos por sentado que Fragoso no va a escuchar esos cantos de sirena que le podrían asegurar dos años más de mandato pero que lo retratarían como un marrullero, la siguiente cuestión, importante, es cómo se va a articular ese nuevo gobierno.

No olviden ustedes que el futuro alcalde Gragera solo cuenta con tres concejales más en su grupo y tendrá que formar su equipo con una mayoría de concejales del PP.

O se entienden muy bien o Badajoz está abocado a dos años de inestabilidad. A Gragera le toca demostrar que está a la altura del cargo y que es capaz de gestionar un equipo político heterogéneo y una ciudad de la complejidad de Badajoz.

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Tiene la ventaja de que la pandemia ha amainado y los esfuerzos se pueden dedicar a lo que importa: la mejora de los servicios públicos e infraestructuras y el impulso de la ciudad. La actividad económica está remontando y la plataforma logística empieza a despegar con la llegada de proyectos industriales. Puede ser, si se aprovecha, el mejor momento de Badajoz en muchos años. Si PP y Cs se pierden en disputas y en demostrar quién manda más en el consistorio, estamos perdidos. Lo pagarán ellos en las elecciones de 2023, pero lo pagaremos los vecinos en el día a día.

La fórmula de 2+2, que es una chapuza, un cambalache político difícil de digerir, solo se redimirá si los 14 miembros del equipo de gobierno se ponen a trabajar con cierta lealtad y pensando en la ciudad

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