
Pongamos que hablo de Andrés
Ángulo inverso ·
La acogida es una fórmula de apoyo social a menores que se encuentran en situación de desamparoCandelaria Carrera Asturiano
Miércoles, 7 de agosto 2024, 07:39
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Ángulo inverso ·
La acogida es una fórmula de apoyo social a menores que se encuentran en situación de desamparoCandelaria Carrera Asturiano
Miércoles, 7 de agosto 2024, 07:39
Supongamos que se llama Andrés. Nació hace dos años en un hospital extremeño. El mismo día que recibió el alta, tras varias semanas en una ... incubadora luchando por su vida, fue recibido por su familia de acogida. Su fragilidad era evidente, pero tuvo la suerte de encontrar a dos personas que no solo le dispensaron todos los cuidados que exigía su delicado estado de salud, sino el amor que cualquier bebé necesita para que su cerebro se desarrolle sano y fuerte.
Madre e hija, que han sido en este caso las protagonistas de la historia, han conseguido que el niño viva feliz. Esto implica esfuerzo, asumir responsabilidades y muchos cambios en la rutina diaria. A cambio, la satisfacción personal de dar cobertura a una personita vulnerable para que pueda tener todo tipo de comodidades y cariño. Pura filantropía.
La acogida es una fórmula de apoyo social a menores que, por diferentes motivos, se encuentran en situación de desamparo. Evita que entren en centros tutelados por la administración y les proporciona un hogar, en el sentido más amplio del término. Las familias que deciden dar este paso suelen estar relacionadas por vínculos de consanguineidad con esas criaturas, pero también hay otras totalmente ajenas a su entorno. Se les compensa con una cantidad mensual, que disminuye a partir de los 3 años de edad y solo cuando el acogimiento es de urgencia, tienen gratuidad en productos farmacéuticos y sanitarios. Hace pocos meses se ha incrementado la ayuda en más del doble, aunque sabemos que lo que hacen no tiene precio.
En Extremadura, un pueblo que ha demostrado su solidaridad, no hay muchas personas dispuestas al acogimiento. La falta de información y sensibilización puede ser una de las causas. Además, nos bloqueamos pensando en el dolor que va a ocasionarnos la ausencia cuando nos «quiten» a los pequeños, y eso nos pesa más que el beneficio que les aportamos. El equilibrio es muy complejo, de ahí que sea fundamental la ayuda de profesionales que nos enseñen herramientas para gestionarlo y para que entendamos el verdadero sentido de esta figura.
Las administraciones juegan un papel clave. No solo deben hacer campañas de difusión y aportar recursos, sino acompañar a las familias de acogida de manera permanente, incluidas las visitas que tienen las criaturas con las familias de origen, preocupándose por sus necesidades. Lo contrario, supone una clara dejación de funciones y desincentiva esta forma de protección social.
El futuro de Andrés es incierto. Su madre biológica no renuncia a él, aunque no está preparada para su cuidado y educación. Desgraciadamente, es probable que nunca lo esté. Por tanto, no podrá ser adoptado, y si las dos personas que le protegen decidieran renunciar a su acogida, viviría en un centro público hasta la mayoría de edad.
Urge una revisión de muchas cuestiones relacionadas con la adopción y el acogimiento, si queremos que velar por el interés superior de los niños y niñas, no sea solo una frase bonita de un país del primer mundo.
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