Compromiso de castración obligatoria
El espejo cóncavo ·
Debería ser el adoptante de un perro quien se informase sobre la castración para decidir, y no que le sea impuestaCarmen Clara Balmaseda
Jueves, 19 de septiembre 2024, 08:06
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El espejo cóncavo ·
Debería ser el adoptante de un perro quien se informase sobre la castración para decidir, y no que le sea impuestaCarmen Clara Balmaseda
Jueves, 19 de septiembre 2024, 08:06
El próximo lunes se celebra el Día Mundial del Perro Adoptado y eso me ha hecho recordar que ya han pasado dos años desde que adopté al mío. Seguramente una de las más arduas tareas a las que he tenido que enfrentarme en el último ... lustro.
La mayoría de la gente piensa que rescatar un perro abandonado es sencillo. Teniendo en cuenta que solo el año pasado en España se abandonaron cerca de doscientos mil perros y se sacrificaron más de trescientos mil en perreras, lo lógico es pensar que las protectoras estén ansiosas por encontrar buenas familias para estos animales, pero los criterios para determinar la aptitud de las mismas son muy subjetivos y a veces demasiado férreos. Sirva como ejemplo la cláusula referida al compromiso de castración obligatoria. En mi caso, la principal responsable de que la mayoría de mis solicitudes fueran declinadas (y no amablemente), y es que si no estás conforme con esto, todo intento de adopción será fútil.
No dudo que esta practica tenga sus ventajas (y sus inconvenientes), pero quizá debería ser el adoptante quien se informase al respecto para tomar una decisión de forma personal, y no que esta le sea impuesta de forma sistemática y sin opción a debate. Los argumentos se repiten en forma de mantra: mejora los problemas de conducta, previene el cáncer de testículos y evita camadas indeseadas. Pero no podemos hablar en términos absolutos cuando tenemos a seres vivos en la ecuación: no todos los perros son agresivos; existen diversos modos para controlar la natalidad; y cercenar órganos como remedio a un posible (y casi siempre improbable) cáncer es una tesis que no se sostiene. Lo que desde luego no es justificable es que se prefiera que un perro viva en una jaula antes que con una familia en la que se le den cuidados y cariño solo porque esta decida no castrarlo. Aun así, me consta que algunos perros por los que me interesé siguen hoy en el refugio esperando un milagro.
Con esto no quiero decir que las protectoras deban entregar mascotas a todo el que lo demande; al contrario. La adopción debe ser un proceso muy cuidadoso, pero creo que lo estamos enfocando de manera errónea. Los perros son seres vivos con una serie de necesidades. Requieren que los llevemos a espacios donde puedan correr, ensuciarse y relacionarse con otros de su especie. Entender que los perros no son peluches ni personas es esencial, porque de lo contrario seguiremos agravando el problema del abandono. Aun así, lo habitual sigue siendo que a la hora de elegir mascota se pondere más su aspecto que sus características. Escollo sin remedio mientras el criterio de selección consista en un cuestionario donde el único requisito 'sine qua non' sea el compromiso de castración obligatoria.
Y, a pesar de todas las dificultades y de las solicitudes de adopción rechazadas, seguiré aconsejando lo mismo: no compren ustedes, adopten, porque, como decía Schopenhauer «quien ha tenido perro sabe lo que es querer y ser querido».
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