

Secciones
Servicios
Destacamos
Pedro Sánchez invitó este verano a no usar corbata. Una medida más, indicaba, para ahorrar energía. Después de la primera conmoción que supuso para los ... españoles que los presentadores de los telediarios se desprendieran de ella, desanudarse el cuello fue de los primeros gestos que pusieron en práctica los políticos para parecer cercanos, así que ya está avanzada la moda de no utilizar este complemento entre los cargos públicos, no tanto en otros ámbitos. Ignacio Peyró ha escrito que resulta un poco humillante que los poderosos de verdad (las reuniones del G-7, los CEO de las multinacionales mundiales, valga la redundancia, y tantos banqueros) jueguen a disfrazarse de vez en cuando sin corbata para ser como el resto de la humanidad, un gesto de generosidad. No hace falta.
Este verano hemos visto al alcalde de Vigo Abel Caballero reptar por el suelo simulando hacer break dance. La sobreactuación daba vergüenza ajena por innecesaria; las campañas electorales eran antes los periodos en los que cosas como esas se admitían, o se dejaban pasar con resignación sabiendo que eran unas pocas semanas, pero ahora, inmersos en una campaña continua, ya no hay filtro posible que nos salve. También a José Antonio Monago, durante su etapa de presidente de la Junta, se le fue la mano con aquello de demostrar que practicaba deporte a todas horas; se vio como artificioso, no que lo hiciera de verdad, sino que lo exhibiera tanto.
Pero incluso cuando se trata de gestos que aparentemente son espontáneos, como aquel baile de Miquel Iceta al final de un mitin, se produce un cierto rechazo inicial entre los ciudadanos. Porque si aquellos que nos deben gobernar se parecen demasiado a nosotros, recelamos de ellos de forma automática. Nos gusta que sean cercanos, pero no tanto en realidad; les exigimos normalidad, pero nos espanta en ocasiones comprobar lo normal que pueden ser quienes toman decisiones que influyen en nuestras vidas.
La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, se encuentra en problemas estos días por haber acudido a varios festivales de música vestida como lo que es, una treinteañera, y, sobre todo, por un vídeo en el que aparece cantando y bailando en una fiesta con amigos. No hay nada extraño en las imágenes y uno solo debería sentir envidia al verlas por haberse perdido esa fiesta, pero se da por hecho que la persona que lleva las riendas de un país ni canta ni baila. Ni hace otras cosas, por eso siempre ha sido tan destacado cuando un gobernante ha tenido un hijo en pleno ejercicio del cargo
Lo que le ha sucedido a la política finlandesa le pasó también a Mariano Rajoy cuando se hizo viral un vídeo durante su presencia en una boda. La diferencia es que Rajoy hizo de sí mismo y aparecía bailando de forma trasnochada como cualquier padre de familia con edad próxima a ser abuelo; esa autenticidad generó simpatía en su caso. Y Marin ha hecho ahora también de sí misma, que dada su edad es desfogarse bailando a la moda y cantando a voz en grito, demasiado incluso para aquellas latitudes.
Nos sigue llamando la atención la poca formalidad de los políticos nórdicos, a los que vemos en bicicleta o en el supermercado, con menos distancia con la gente de la calle, lo que en su día, es verdad, le costó la vida a Olof Palme cuando salía del cine; todavía nos cuesta entender que alguien que compra en el mismo sitio que uno mismo nos pueda subir los impuestos o se resista a mejorar una infraestructura que nos interesa.
Pero en realidad deberíamos saber distinguir bien entre la cercanía artificial propiciada por los gurús expertos en comunicación política, los que siempre ponen un bebé o un ternero cerca para la foto, o disfrazan a los candidatos, y aquellos gestos que confirman que las personas que se ocupan de adoptar decisiones importantes que nos afectan a todos se comportan como el resto de los mortales en sus ratos privados de ocio. Lo alarmante sería que no fuera así. La paradoja es que reclamamos normalidad y desconfiamos cuando comprobamos que pueden resultar fieramente humanos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.