En los últimos premios Goya se rindió homenaje a Carlos Saura, fallecido veinticuatro horas antes de la ceremonia. En el ambiente flotaba la emoción de sus familiares al recoger el Goya de Honor; uno de sus hijos, además, resaltó la importancia de las cuatro mujeres ... en la vida de su padre, y de cómo habían influido en él a la hora de rodar.
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El cine me ha fascinado desde pequeña, en casa me dejaban ver los ciclos dedicados a grandes figuras del cine, directores y actores: John Houston, John Ford, Alfred Hitchcock, Billy Wilder, Bette Davis, Gregory Peck, Marlon Brando. Mi afición comenzó ahí, creo, y desde entonces podría escribir mi biografía a través de las salas de cine que he pisado.
En mi Zamora natal los domingos acudía al cine del Corazón de María, los Luises; costaba dos pesetas y, como me daban un duro, aún me sobraba para comprar chucherías. Nunca sabía qué película echaban, al menos así lo recuerdo, desconocía si era del oeste, de Fu Manchú o de Tarzán.
Después empecé a ir al cine de verdad. Zamora, en aquel tiempo, contaba con cuatro cinematógrafos. El Barrueco, aunque ya no existe, siempre será El Cine con mayúsculas en mis sueños; si existiera hoy sería salón de conferencias o centro de congresos. En aquella gran pantalla asistí a estrenos legendarios, de los que no se olvida el título: ‘Thelma y Louise’, ‘Novecento’, ‘Fiebre del sábado noche’, ‘El espíritu de la colmena’. También allí y años después llevé a mi hija al estreno de ‘La bella y la bestia’.
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En mis recuerdos de entonces, protegidos del paso del tiempo por una nebulosa, veo unas compactas cortinas rojas de terciopelo que ocultaban el paso a los aseos; era un espacio oscuro e inclinado, donde paredes y suelo se confundían en el mismo plano.
El actual teatro Principal también fue sala de proyecciones, allí vi películas míticas, ‘La naranja mecánica’ y ‘Cuerno de cabra’. El Arias Gonzalo programaba entre semana ciclos dedicados a directores: Bergman, Coppola, De Palma; me saltaba varias clases para poder ir y para que no se enteraran en casa, y por no llegar más tarde de mi horario, me perdí algún final, el de ‘Carrie’.
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Mi pasión por el cine me ha llevado a salas en cualquier ciudad. En Barcelona vi ‘Roma’, en A Coruña,‘Happy end’ y en Málaga, en el cine donde se celebra su festival, ‘R.M.N.’. En una lejana matiné del grancanario cine Galaxi hice sesión doble: ‘La caja de música’ y ‘La guerra de los Rose’.
Recién llegada a Cáceres aún existía el Coliseum, recuerdo títulos como ‘El rey pasmado’ y ‘Pulp Fiction’. En la sala de la calle Clavellinas asistí al estreno de ‘El silencio de los corderos’. En multicines La Dehesa vi ‘Heat’ y ‘Pozos de ambición’; ahora, en aquel espacio soñado, el único sueño permitido es encontrar una ganga en rebajas.
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En multicines Cáceres he visto ‘Fargo’ y ‘Dogville’. Y si hablo de películas he de mencionar la Filmoteca, donde he sido feliz horas y horas durante los últimos años; y donde puedo seguir soñando.
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