La hora de la verdad para la mina de Cáceres

El gobierno regional, por medio de la Dirección de Industria, Energía y Minas, ha confirmado esta semana que los datos expuestos por la empresa en su solicitud del pasado mes de febrero bastan para determinar que la explotación del yacimiento de Valdeflores es viable tanto desde el punto de vista técnico como económico. Se necesitaba esa declaración de viabilidad para que, ahora sí, Infinity Lithitium pueda registrar por medio de alguna de sus filiales el proyecto detallado de explotación de la mina y de la planta de procesado de litio, así como el proyecto de restauración del terreno a su estado original una vez terminada la actividad y, lo que es aún más importante, el estudio de impacto ambiental.

Ese paso no será ni mucho menos el final del camino. Toda la documentación que ahora se presente deberá salir a información pública y se abrirá un plazo de alegaciones (que con toda seguridad serán miles), las cuales tendrán que ser respondidas por la empresa. Los técnicos de la Junta analizarán el resultado y será entonces cuando se sepa si la mina recibe o no la autorización ambiental integrada, que de ser positiva derivaría en la licencia de explotación y en el inicio de la actividad.

En su comunicado del pasado jueves, la empresa afirmaba por medio de su filial Extremadura New Energies que su objetivo es poder contar con ese permiso a finales de este año para poder empezar las obras a comienzos de 2025, una previsión poco realista si la comparamos con lo que está sucediendo en la práctica. El ejemplo más cercano es el de la mina de litio de Cañaveral, que hace ya casi tres años y medio que dio el paso que acaba de dar ahora Infinity Lithium y no se ha emitido aún la declaración ambiental.

Cuando se haga pública la documentación que la firma australiana va a presentar, cualquier persona o colectivo interesado en el proyecto podrá comprobar si es cierto todo lo que los responsables de la empresa han venido afirmando en sus declaraciones a los medios y en las presentaciones que han llevado a cabo desde que en octubre de 2021 anunciaron que renunciaban a la explotación a cielo abierto y que la mina será completamente subterránea. Se verá si, efectivamente, la planta de procesado de litio está a la distancia de la ciudad que exige el plan de urbanismo, si el agua que se utilice procederá tan solo de la planta depuradora sin afección a los acuíferos del Calerizo, si se prescinde de las balsas de residuos o si el proceso de transformación del mineral en hidróxido de litio es tan novedoso y poco contaminante como promete la compañía. Queda por lo tanto mucho que analizar antes de que se pueda dar por hecho que habrá mina en Cáceres.

A todo esto, el alcalde Rafael Mateos se ha limitado a volver a lavarse las manos al afirmar que a partir de ahora el Ayuntamiento cacereño «tiene poco que decir» porque la tramitación la lleva la Junta y serán sus técnicos quienes decidan si el proyecto minero de Valdeflores sale o no adelante. También le ha pedido al gobierno regional que sea «transparente», que es como pedirle que no prevarique, porque la información pública de estos proyectos es una obligación legal.