Mario Vaquerizo, prueba superada
Análisis ·
Un accidente como el de Horteralia de un personaje tan mediático es material radiactivo que hay que manejar con extrema precauciónAnálisis ·
Un accidente como el de Horteralia de un personaje tan mediático es material radiactivo que hay que manejar con extrema precauciónRondaba la una de la madrugada del pasado sábado cuando Mario Vaquerizo se cayó de cabeza de manera estrepitosa del escenario de Horteralia. Pocos minutos después los vídeos grabados por el público comenzaban a circular por las redes y grupos de whatsapp y el ... domingo por la mañana el accidente se había convertido ya en noticia viral, inundaba la red y era objeto de memes y del cachondeo generalizado. No estaba del todo claro lo que había pasado ni se conocía bien la gravedad de la caída, pero lo importante era hacer la gracieta y conseguir likes. Después fue trascendiendo que Mario Vaquerizo había llegado a perder el conocimiento y él mismo contó, ya el lunes, tras pasar más de 30 horas en observación en el hospital de Cáceres, que se había fisurado dos vértebras y sufría una pérdida parcial de la visión, por la que volvió a ser ingresado el viernes para someterse a nuevas pruebas. Los médicos le dijeron que las consecuencias podrían haber sido mucho más serias.
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Uno no sabía hasta ahora gran cosa del personaje, más allá de que está casado con Alaska, es un habitual de los programas de entretenimiento que hace gracia por sus excentricidades y lidera un grupo de música llamado Nancys Rubias. Tras la caída en Cáceres y profundizar un poco más, he podido ver no solo que tiene defensores y haters a partes iguales –lo normal en este país polarizado al extremo–, sino también que muchas mentes cortocircuitan ante su mera existencia, incapaces de concebir cómo un tipo que se maquilla, se carda el pelo y habla de sí mismo en femenino puede al mismo tiempo ser heterosexual, más bien de derechas y defensor acérrimo de Isabel Díaz Ayuso. Los periodistas del 'salseo' le aman y le buscan porque posee esa rara habilidad de dar un titular casi en cada frase que pronuncia, y encima tiene carisma y naturalidad, cualidades tan innatas como valiosas en la televisión, como se pudo comprobar a su salida en silla de ruedas del Hospital Universitario de Cáceres, donde en menos de un minuto dejó perlas como «me han tratado aquí de putísima madre», «yo creo mucho en la dopación porque es lo que me viene bien» o «me han cuidado como a una reina», antes de montarse en un coche de camino a Madrid y sin dejar de repartir besos y agradecimientos por doquier entre el personal sanitario.
Lo que quería decir, en definitiva, es que Cáceres ha salido airosa del trance de colocarse de repente bajo el foco de la actualidad nacional en un terreno tan resbaladizo como el de la prensa de sociedad, en el que enseguida todo se exagera, se saca de contexto y se le buscan las vueltas. Un accidente así de un personaje tan mediático como Mario Vaquerizo es material radiactivo que hay que manejar con extrema precaución, y tanto el festival Horteralia como el personal de la ambulancia de DYA y del Hospital Universitario que atendieron la emergencia reaccionaron con profesionalidad y eficacia intachables, como el propio artista se ha encargado de divulgar y agradecer. Prueba superada.
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