
Cómo, cuándo y dónde
CAMINO A ÍTACA ·
TROY NAHUMKO @TROYNAHUMKO
Sábado, 9 de enero 2021, 09:32
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CAMINO A ÍTACA ·
TROY NAHUMKO @TROYNAHUMKO
Sábado, 9 de enero 2021, 09:32
Apenas podía ver la luz del atardecer desvaneciéndose sobre el mar Caspio a través de la ventana. La mesa se había preparado para invitados con ... dulces, té y terrones de azúcar que, como es costumbre en la región, se sostienen bajo la lengua mientras das sorbitos de té. Mi alumna y yo estábamos a punto de explorar la esencia de los verbos en inglés cuando se dio cuenta de la hora y preguntó si podíamos hacer una breve pausa. Dicho esto, se subió la manga despreocupadamente, se acercó a una mesa cercana y agarró una banda elástica y la envolvió con fuerza alrededor de su brazo mientras sostenía uno de los extremos con los dientes. Con el fin de disimular de alguna manera mi incomodidad, cogí mi taza y practiqué mi nueva técnica de beber té mientras la veía coger una aguja y un frasco y luego, lenta pero metódicamente, y obviamente con práctica, se lo inyectaba en el brazo. En un momento todo terminó y volvió a dejar sus herramientas y se volvió hacia mí, «¿Dónde estábamos?».
Ella notó mi sorpresa y se disculpó: «Lo siento, pero mi médico me dijo que tenía que tomar mis antibióticos con regularidad». Mi rostro debió de traicionar mi sobresalto, y ella prosiguió: «Así es, en el Oeste normalmente tomáis pastillas, ¿no?, pero durante la URSS solíamos realizarlo así y quién puede confiar en las enfermeras en estos días. Como todo el mundo aquí, querrán un soborno o quién sabe con qué te chutan». Era cierto, el país había dado un giro de 180 grados y había pasado del comunismo al estilo soviético a un neofascismo totalitario particular. La confianza escaseaba, ambos bandos les habían fallado. Los pobres azeríes como mi alumna habían sufrido dos regímenes opuestos pero igualmente distópicos y ya no podían confiar en nadie, llevándolos al punto en que la gente se autoinyectaba por miedo y desconfianza.
¿Recuerda cuando escuchó por primera vez la palabra Pfizer? Agregue palabras como Oxford y Moderna y su memoria se remontará al menos hace ocho o nueve meses a cuando apareció el primer rayo de esperanza de una vacuna. Esperábamos que finalmente pudiéramos superar esta terrible pandemia. Ocho o nueve meses cierto es para prepararnos para una de las operaciones más complicadas de nuestro tiempo. Y, sin embargo, ¿dónde están las vacunas? ¿Confiar en la vacuna? ¿Qué dices? No sé ustedes, pero me gustaría inyectarla aquí o allá, en un caserón o con un ratón en un cajón, con un zorro en un rincón o en mi ojo, debajo de mi uña e incluso debajo de mi lengua si es necesario, pero por favor háganlo ya.
La incapacidad para implementar esta vacuna con más salero roza la negligencia criminal. Se pueden plantear preguntas partidistas sobre si los confinamientos fueron lo suficientemente estrictos o a tiempo, pero nadie, absolutamente nadie en su sano juicio puede cuestionar la necesidad desesperada de que las personas reciban estas vacunas lo más rápido posible. Si se necesita hacerlo al estilo autoservicio en McDonald's como en Israel, que así sea y si nuestros líderes son demasiado incompetentes o demasiado inútiles para hacerlo, dámelo y, como mi alumna, me arriesgaré.
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