En su artículo del pasado domingo, el periodista Pablo Calvo recordaba que la salida de Isabel Gil Rosiña de la Portavocía de la Junta después de acompañar a Antonio Rodríguez Osuna en la disputa por la Secretaría del PSOE de Badajoz a Rafael Lemus, suponía ... la primera 'destitución' entre comillas de un consejero que ha hecho Fernández Vara en los diez años que lleva de presidente. Durante su gestión al frente de la Junta ha habido cambios de consejeros, pero se han producido por cuestiones personales (Leonor Flores y Santos Jorna) o, en el caso de José Luis Navarro, porque fue nombrado presidente de Enresa. Nunca, por tanto, por una crisis de gobierno. A tenor de ese dato, que a mí me parece significativo, Pablo Calvo titulaba su artículo, con irónica oportunidad, 'La primera vez de Vara'.

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La lectura del artículo me ha hecho preguntarme qué puede significar que en diez años al frente de la Junta, aunque hayan sido en tres legislaturas distintas y discontinuas, Fernández Vara solo haya hecho una crisis de gobierno, la que se produjo el pasado jueves, y además reducida a la mínima expresión: la retirada de las atribuciones de la Portavocía a Gil Rosiña, manteniéndola al frente de Igualdad, y nombrando portavoz a Juan Antonio González. ¿Qué puede significar que no haya crisis en un gobierno como el extremeño? ¿Estabilidad? Esa sería la versión oficial. Si yo fuera portavoz de ese gobierno añadiría los conceptos de solidez, de confianza estrecha entre sus miembros y de preparación ante sus cometidos. Pero también podría significar otra cosa: por ejemplo, inercia, un dejarse llevar. Si fuera portavoz de la oposición añadiría atonía y actitud acomodaticia.

O un engorro. Es como parece que lo ve el presidente. Pablo Calvo explica en su artículo que a Fernández Vara no le gusta hacer cambios. Esa apreciación del periodista se basa en que en la última entrevista con este periódico en octubre pasado, el presidente mostró su nulo entusiasmo por la renovación de consejeros y dijo que hacerla era una pérdida de tiempo. Incluso concretó esa pérdida de tiempo en un año.

A Fernández Vara no le gustan las crisis de gobierno. Cree que son una pérdida de tiempo

Es la manera de gobernar de Vara que, por lo que se ve, le va estupendamente y, además, trabaja más descansado. Pero con ser perfectamente legítimo ese proceder e incluso entendiendo que obtenga la comprensión de muchos ciudadanos, también estimo necesario preguntarse si gobernar una región como Extremadura, a la que acucian las urgencias propias de cualquier sitio y, además, las que se derivan de nuestra menesterosa situación en el conjunto de España no requeriría de energías siempre renovadas. Como ciudadano me gustaría que el gobierno de mi comunidad estuviera formado por personas que se sintieran permanentemente examinadas, en primer lugar por quien las nombró por ser el responsable de su nombramiento, porque la eficacia en el ejercicio de sus funciones estaría más garantizada que si trabajan con la seguridad de que la inclinación de su jefe a destituirlas va a ser siempre menor incluso de la necesidad política de que las destituyan. Y en ese momento el engorro es no hacer una crisis de gobierno.

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