Incluso en medio del grave riesgo de escalada de la guerra que libra Israel contra Hamás en Gaza y Hezbolá en Líbano, con la vista puesta en el respaldo iraní a los grupos armados en Oriente Próximo, resultaba difícil apostar por que el primer país ... que atacaría el territorio de los ayatolás sería Pakistán. Pero ha ocurrido con la respuesta de Islamabad a la incursión previa de su vecino en la conflictiva región fronteriza de Baluchistán. La reunión de los cancilleres de ambos países en Davos no permitía presagiar una crisis en la que las dos partes defienden su actuación contra grupos insurgentes o «terroristas» mientras reiteran su compromiso con el mantenimiento de relaciones de buena vecindad. El declive de la influencia de Estados Unidos en esta zona convulsa está dejando un peligroso vacío que los actores regionales aprovechan para satisfacer sus propias agendas. Irán, señalado por la amenaza de Washington y Tel Aviv, ha querido mostrar músculo después de la conmoción de la masacre en el cementario de Kerván que se atribuyó el Estado Islámico. La represalia paquistaní debería cerrar un episodio que muestra la incapacidad de China para controlar a dos poderosos aliados.
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