Decoro

Fue la recompensa que exigió Vélez, entonces perteneciente a Vox por cuya lista resultó elegido, para permitir que el PP pudiera retener el poder aunque fuese a medias con Ciudadanos. Seguramente fui uno de los pocos en aplaudir el gesto del joven político del partido de Abascal. En la vida pocas cosas son gratis y en el campo de la política los favores se cotizan muy alto. Vélez podía haber pedido una golosina en forma de una concejalía cómoda y poco comprometida (Cementerios, solo por poner un ejemplo) pero fue a pedir la más ingrata y que más quebraderos de cabeza ha producido siempre a sus responsables. Cosas de la edad y la inexperiencia. Puedo imaginar la alegría y el alivio de aquellos ediles que temieran que les pudiera caer el 'marrón' de tener que ocuparse de retirar la mierda que genera una ciudad.

¿Cuantas veces se habrá arrepentido Alejandro Vélez de haber dicho: 'Me la pido'? Estoy por apostar que el intrépido concejal no hubiera planteado encargarse del decoro de la ciudad, una tarea imposible. Mi madre, que siempre estaba cepillo en mano, lo decía: «No sé de dónde sale el polvo que por más que barro siempre aparece». Ni incluso en los tiempos en que Badajoz presumía de ostentar la 'escoba de oro', galardón que se otorgaba a las ciudades más cuidadas, las calles llegaron a estar totalmente limpias y se escuchaban las quejas de los vecinos por la suciedad que se observaba por doquier. Una suciedad que, hay que decirlo, no cae del cielo, sino que la producen los habitantes, todos en mayor o menor medida de una forma u otra.

Cargado de tanta inocencia como de buena voluntad, Vélez se proponía lavar la cara de Badajoz, erradicar la cochambre en muchos rincones y que las calles, los paseos y las plazas ofreciesen un aspecto deslumbrante con jardines bien atendidos y limpios. Estaba dispuesto a ser 'Mister Clean', el superagente contra la suciedad. Y en su primera etapa hizo lo que es más fácil, pedir la colaboración ciudadana con un comunicado que distribuyó por toda la ciudad.

Muchos de esos ejemplares podían verse meciéndose en el aire impulsados por el viento o hechos gurruños amontonados junto a las papeleras. Expulsado de su partido, las preocupaciones de Vélez son hoy otras y me imagino que la primera –«'primum vivere'»– es mantener saneada su cuenta corriente. Gracias a su labor Badajoz sigue tan sucia y desatendida como siempre. La Concejalía del Decoro ha respondido a sus expectativas y ser, eso, decorativa.