

Secciones
Servicios
Destacamos
No se puede opinar de todo. Quizás podamos de cosas cotidianas, de aquello que conocemos o incluso de sesudas materias, por ajenas que nos resulten. ... Es cuestión de ponerse o de documentarse. Sin embargo, hay ocasiones en que, antes de expresar nuestra opinión, deberíamos plantearnos si acaso podemos, o debemos, tenerla.
Mujer y madre de dos hijos, en mi faceta femenina, he tenido suerte. Con veinticuatro años comencé a ser económicamente independiente, trabajando en lo que quería y para lo que me había formado. Poco después, me uní a quien ha sido mi compañero vital y en quien, romanticismos aparte, siempre he encontrado respeto y comprensión. Tuve a mis hijos cuando decidí que era el momento, tras haberles preparado un hogar y una familia seguros y llenos de amor. Nacieron sanos y han sido mimados y queridos.
Por eso, afortunadamente, nunca sabré en carnes propias lo que se siente al otro lado.
No sabré, por ejemplo, lo que es estar preparándote para un futuro, o puede que ni siquiera sabiendo que hacer con él, y encontrarte con que tu cuerpo ha decidido albergar una célula que no es solo tuya. Transitar la inseguridad de gestionar tu propia vida y tener que decidir si eres capaz de encargarte de otra. Tampoco sabré lo que es haber luchado, con esfuerzo, con renuncia, para alcanzar una meta y, quizás por amor, quizás por una simple tregua, tener que sopesar si el castillo de naipes que conseguiste construir podría aguantar una carta más. Ni llevaré dentro la semilla implantada con la violencia del desamor. Ni siquiera me encontraré, en medio de la más dulce de las esperas, con que la naturaleza ha decidido torcerse dentro de mis entrañas.
Por eso, porque nunca sabré cómo es ese momento, solitario, intimo, atroz, en el que una mujer decide que no puede o, no quiere, llevar adelante la vida que podría alumbrar y porque no he sangrado en una fría camilla, entre el dolor, el miedo y la tristeza, mientras sentía quemar unas naves que ya no tomaría, por eso, digo, no soy quién para opinar.
Como persona, mujer y ser racional, en lugar de juzgar, solo me inclino a ofrecer mi cariño, mi apoyo y mi imperturbable defensa de la libertad.
Aunque, por ser todo lo anterior, sí hay algo de lo que tengo opinión: de quienes hacen de la mujer una ficha que mueven según la partida política que deseen jugar.
Es asqueroso que se intente trasformar la maternidad o la violencia de género en votos. Por defecto, como quienes se empeñan en convertir a la mujer en una simple hembra preñada, sin razón para discernir. O por exceso, como quienes, habiendo redactado una ley para protegernos, se obstinan en no reparar el agujero que está permitiendo rebajar penas a algunos maltratadores. Dudo si es estrategia o buena intención. Pero nunca olvidemos que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.