En un momento en que la guerra en Ucrania acapara la atención de la comunidad internacional, Israel está desatando en la Cisjordania ocupada una operación militar de contundencia desconocida en las dos últimas décadas, con ataques por tierra y aire sobre Yenín y su campo ... de refugiados. Más de un millar de soldados rodean la ciudad densamente poblada, bloquean el acceso de la asistencia médica a las víctimas y obstruyen el trabajo de los periodistas. La ofensiva israelí llega después de meses de ataques a palestinos, de una violencia sin precedentes, a cargo de colonos envalentonados por la influencia que sus representantes políticos ejercen en el Gobierno de Benyamin Netanyahu. Cuando se destruyen cultivos, paneles solares o sistemas de suministro de agua, el argumento de la lucha contra el terrorismo solo busca encubrir el objetivo de expulsar a los propietarios de las tierras para multiplicar los asentamientos. Frente a la desinhibición de Tel Aviv, los palestinos están solos. Ninguna ayuda pueden esperar de una Autoridad Nacional en bancarrota económica y moral; tampoco de las 'respuestas' de sus facciones armadas, que solo contribuyen a complicar su negro futuro.
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