La comunidad internacional recibe con esperanza el llamamiento del fundador y líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) a que la organización se ... disuelva y entregue las armas. Desde la cárcel, Abdulá Ocalan admite implícitamente la derrota militar de la vía terrorista en un conflicto que se ha cobrado 40.000 vidas en cuatro décadas. Y fundamenta la renuncia a la violencia en que el Estado turco ha trocado la feroz represión por apertura y «mejoras de la libertad de expresión», un clima político en el que la formación prokurda DEM ya es la tercera fuerza parlamentaria. Si esta vez se concreta el proceso de paz, porque no hay que perder de vista anteriores intentos fallidos, irradiará su dinámica a la vecina Siria, donde las milicias que controlan un tercio del país negocian su integración en el nuevo poder en Damasco. Como consecuencia de su paso «histórico», Ocalan podría ver aliviada su situación penitenciaria. Y su eterno enemigo, Recep Tayyip Erdogan, trataría de reformar la Constitución con apoyo de los kurdos para eternizarse en la presidencia, hacerse valer en la resolución de la guerra en Ucrania e, incluso, resucitar la aspiración a entrar en la Unión Europea.
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