Desde mi marcha a Cataluña de 1955 a 1960, me aficioné a leer a los periodistas que escribían sus artículos, crónicas o columnas en la ... última página de los periódicos, tanto de La Vanguardia como en el ABC.

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Los domingos después de misa, mientras mis amigos jugaban al billar, yo tomaba mi café mientras leía los periódicos. Leía las crónicas que mandaba al ABC Augusto Assia, cuyo verdadero nombre era, Felipe Fernández Amesta, desde su corresponsalía en Londres y posteriormente desde EE UU. Leía a Jaime Campmany en ABC, una pluma deliciosa, que deleitaba con su visión de la actualidad de aquellos momentos. Hubo un médico llamado Santiago L. Santiago que escribía su columna en el periódico Arriba, que como ejerciera su profesión de médico como escribía, sus pacientes estaban en buenas manos. Muchos años después, residiendo ya en Cáceres, me entusiasmaban Manuel Alcántara, Domingo Tomás Navarro y Antonio Sánchez Buenadicha. Hoy busco en el diario HOY, los miércoles a Salvador Calvo, que con fina ironía, a parte de defender la caza, es un hispano de convicción. No podía ser de otra manera, siendo como es, un gran admirador de Miguel Delibes. Los domingos busco la columna de Agapito Gómez Villa, otro médico escritor.A diario empiezo la lectura del HOY por la última página, buscando las crónicas viajeras, gastronómicas y costumbristas del José Ramón Alonso de la Torre, y más cuando escribe sobre Ceclavín, pues yo desciendo de ese pueblo del que guardo gratos recuerdos de mi niñez y primera juventud, aunque solo lo visitaba en verano cuando me lo permitían en el colegio y la familia nos acogía en sus casas. Me emociona cuando escribe de su madre y de su suegra, que me hace recordar a la mía, una mujer sabia en sus cortos conocimientos.

Hace poco leí la entrevista que le hacía el HOY con motivo de la presentación de su libro 'Un país que nunca se acaba'. Nada más acabar de leerla, me acerqué a la librería Pléyades a comprar dos ejemplares para que mi hermana, vecina suya, se los suba para que nos los dedique. Ella sí es ceclavinera de nacimiento y me contaba una anécdota del noviazgo de los padres de Alonso de la Torre, que se la quiere contar a él. A todos estos columnistas, y a otros más, les debo mi afición a mandar cartas a los periódicos.

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