Genaro González Carballo
Opinión

Territorio templario

Tribuna ·

Un siglo largo estuvieron en Xerez esos «carabineros de frontera», dejando su rastro orientalizante en la arquitectura y en motivos cabalísticos que, sin embargo, eran entendidos por aquella población sin alfabetizar

Feliciano Correa

Miércoles, 7 de agosto 2024, 23:01

Puede resultar poco común que el autor del artículo ilustre su texto con la portada de un libro propio. Pero en este caso creo que está justificado. Les cuento: se ha celebrado el XXI Festival Templario en la antigua fortaleza de Jerez de los Caballeros. ... La vinculación histórica del sitio con la Orden es tan propia como Badajoz con el reino moro o Mérida con sus eméritos romanos. Siempre estuve insistiendo en divulgar a ese Xerez medieval, antigua capital de la Orden en todo el Reino de León. Los guerreros, inspirados por el cisterciense Bernardo de Claraval, permanecieron en la villa años después de la bula papal que los suspendía. Es poco conocido que el rey Felipe IV de Francia aplicó severas torturas a los dirigentes templarios para que confesaran ser ciertas las horrendas acusaciones que sobre ellos pesaban. Eliminándolos, se libraba de abonar el mucho dinero que debía a la banca templaria. Más Clemente V, anciano y enfermo, tuvo lucidez para librarlos de tan perversas imputaciones. Todo ello apareció documentado en el pergamino de Chinon, fechado el día 20 de agosto de 1308, cuando la doctora Bárbara Frale, brillante investigadora experta en paleografía diplomática, lo halló en 2001. Ahí el pontífice recogía en la iglesia y sin penas a los caballeros del Temple.

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Durante 800 años La Orden fue ignorada en Jerez. Pero el día 17 de abril de 2000, logré que Manuel Calzado, alcalde, izara en la Torre Sangrienta la bandera. Luego, en el año 2001, organizamos el congreso internacional 'La Orden del Temple. Entre la historia y el mito'. Y siendo alcalde Carlos Angulo y concejal de Cultura Rafael Morales, se inauguró el Festival Templario, con mi asesoramiento histórico y texto escénico de José Márquez Franco y Nuria Pérez Mezquita. Así la ciudad ha publicitado su primacía templaria, igualmente refrendada en mi 'Territorio Templario', editado en 2002.

Pero ahora, con tal título, el próximo día 24 de septiembre en la comarca del Maestrazgo se estrenará 'Territorio Templario', patrocinado por la Diputación Castellonense. Siempre he apoyado iniciativas que ahonden en el pasado de los pueblos, pero ha de respetarse la primacía, aunque sea solo en la nomenclatura. Pues sin negar el derecho que asiste a esa geografía para divulgar su historia y enclaves, desde Burriana a Peñíscola; o Ares del Mestre, que fue residencia del maestre, deberían buscarse títulos nuevos que no confundan.

Señalada la primacía de Jerez con su marca madrugadora de 'Territorio Templario', aprovecho para poner de manifiesto el creciente éxito del festival. Su teatro, en tan singular escenario pétreo, logra arrastrar al espectador hacia aquellos días combativos y misteriosos; un tiempo lleno de fe cristiana y de fetichismos. En estas noches de julio rulaba en el cielo el marfil brillante de la luna en su cuarto menguante. El texto 'En nombre de Jerez', de Miguel Murillo, puesto en escena por Pablo Pérez de Lazárraga, logró representar el asombro sobre aquel ayer de sorpresas, curanderos y adivinos. Los asistentes, absortos, revivían la mística de espadas y campanarios que tan certeramente describió Johan Huizinga en 'El otoño de la Edad Media'. El resoplar de los caballos enroscaba tirabuzones de vapor en la cúspide de las almenas; todo ello hecho posible como por una imaginaria alquimia mesopotámica. La brisa de la madrugada bamboleaba las colgaduras de cruces rojas. El argumento y la partitura musical hizo posible entender el credo de aquellos monjes-soldados con la maestría, en palabras y poses, de doña María de Molina, en excelente papel hecho verdad por Silvia Carrasco. Un siglo largo estuvieron en Xerez esos «carabineros de frontera», dejando su rastro orientalizante en la arquitectura y en motivos cabalísticos que, sin embargo, eran entendidos por aquella población sin alfabetizar.

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Esos días la ciudad es un pueblo hecho teatro. Pasean por las callejuelas ropajes del siglo XIII y los vecinos repiten sones y maneras propios del mundo medioevo, donde su mañana cabalgaba a la grupa de un destino siempre incierto.

No tengo papel para subir a tan brillantes actores. No caben aquí las aguadoras, ni los caballistas, ni otros que lo merecen. Para hacer más enigmática la magia, veías el caminar ciego de Sibila, consagrada actriz, Mariángeles Sánchez, que tanto ha hecho crecer a la Asociación 'Jerez a Escena'. Ni siquiera puedo pararme en cómo la autoridad municipal se hace trozo de la enjundia popular. Por recónditas callejuelas atusadas de mellados blasones y añejadas espadañas, deambulaba el alcalde Raúl Gordillo y el teniente de alcalde Mario Méndez. Ambos vestidos de negro como sargentos del Temple. No sé si ellos lo saben, pero esa vestidura significa para la Orden estar dotados de fuerza y valor. Ambas cosas son también necesarias en el siglo XXI para quienes desempeñan cargos políticos. Asomarse a tan fantástico espectáculo es conocer mejor quiénes fuimos.

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