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Opinión

Isaiah Berlin dixit (II)

CULTURA Y POLÍTICA ·

Las instituciones de la democracia son atacadas hoy en España no por la derecha/extrema derecha, sino por la izquierda 'progresista'

FELIPE TRASEIRA

Jueves, 24 de octubre 2024, 07:44

En la pasada columna me referí al jurista/profesor de Derecho Constitucional, Manuel Aragón, al defender nuestra democracia apoyándose en una cita y una anécdota de Isaiah Berlin. La cita era la siguiente: «Frente a los que piensan que en la democracia lo único importante ... son las instituciones, porque piensan con toda razón que las instituciones son la fortaleza del sistema, yo les digo que no se olviden de algo, que la fortaleza resiste si la guarnición es buena». Ciertamente. Nuestra guarnición actual, el gobierno de Pedro Sánchez, es mala, compuesta por demagogos, sectarios e incompetentes, incapaces de velar por el bien común.

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La columna de hoy se centrará en la anécdota citada por Aragón. En la Inglaterra decimonónica los aristócratas solían emparentar con millonarios americanos. En cierta ocasión, en la ceremonia de pedida, paseando los consuegros por el jardín, el yanqui le preguntó al inglés: «¿Cómo hacen para mantener este maravilloso césped?», y el inglés respondió: «Muy fácil, querido consuegro. Trescientos años de cuidados y riegos continuados». En toda democracia la sabia viene de abajo arriba, pero su mantenimiento le viene de arriba abajo.

Las instituciones de la democracia tienen que ser cuidadas, no asaltadas y ocupadas 'sine die'. Las instituciones son atacadas hoy, en España, no por la derecha/extrema derecha, sino por la izquierda 'progresista'. La imputación del fiscal general del Estado refleja la degradación institucional y es consecuencia natural de haber dicho PS que la Fiscalía dependía de él. El asalto a la Justicia es tal que el ministro de Justicia ha llamado prevaricador a un juez. En cuanto al parlamento, ha sido amordazado ora cerrándolo durante la pandemia, ora desapareciendo los debates, ora abusando de un instrumento jurídico excepcional como el decreto ley, ora ignorando sistemáticamente los informes de sus facultativos, ora haciendo mal y dogmáticamente algunas leyes. El símbolo de esto es la ley de amnistía, a partir de la cual la ley ha dejado de ser igual para todos los españoles. Las pulsiones dictatoriales de Sánchez le llevan, en momentos de euforia, a la posibilidad de gobernar sin el parlamento. La institución del consenso, en fin, es conculcada levantando muros y crispando a la población, a la que se le niega la verdad. Las leyes, la justicia y la oposición son los tres pilares que primero derriban los dictadores.

Además la corrupción salpica a varios ministerios, al PSOE y a familiares de PS. ¿Quedará indemne este? Quienes echaron a Rajoy podrían aplicarse aquello de «dime de qué presumes y te diré de que careces». La rendición de cuentas es oscurecida por la descalificación y persecución a jueces y periodistas y por el ocultamiento al parlamento. PS todavía no es un dictador, pero va camino de ello. No ha terminado con la democracia, pero la ha degradado, apareciendo en los rankings de calidad como 'no plena', 'dañada'. En prevención, los fieles que votan a PS deben reflexionar antes de que termine con la democracia. Por encima de las poltronas de los socialistas – empezando por PS – está el bien común español.

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