
Predicar pero no dar trigo
Es evidente la contradicción de la izquierda al llegar al poder entre su discurso y los hechos, entre sus promesas y sus incumplimientos
Felipe Traseira
Miércoles, 12 de marzo 2025, 22:54
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Felipe Traseira
Miércoles, 12 de marzo 2025, 22:54
La izquierda gobernante incurre en falta de ejemplaridad. Pablo Iglesias/Irene Montero viven en una mansión, más propia de ejecutivos, empresarios o artistas que de ... un líder popular y profesor universitario, pese a que prometió que nunca abandonaría su piso de Vallecas. Echenique fue condenado por fraude a la Seguridad Social al no dar de alta a su asistente. Errejón cobró por un trabajo presencial sin hacer acto de presencia y, además, ha sido acusado de abusos sexuales. Igualmente Monedero cometió fraude fiscal y también presuntos abusos sexuales. Encinar vendió un piso con información privilegiada de su padre, al que pretende emular. Algunos, o todos, han apoyado teocracias/dictaduras, beneficiándose económicamente de ellas. Todos verifican el dicho «una cosa es predicar y otra dar trigo». Se desgañitaron proclamando un feminismo radical e inédito, pero no renunciaron a sus pulsiones machistas. Los aguerridos héroes populares que venían a luchar contra la casta y el machismo, trocaron sus afiladas lanzas justicieras por los privilegios y el confort de los despachos oficiales, desde donde han dado rienda suelta a pasiones inconfesables, engañando a sus votantes. «Sic transit gloria mundi».
Los antiguos comunistas creían que conseguirían un pedigrí de izquierda moderna y remozada mediante gestos llamativos. Una de las primeras cosas que hizo en el Congreso el podemita vallecano –a quien le perdía escucharse a sí mismo– fue recordar a Felipe González su pasado «manchado de cal viva». Todos acudían al Congreso con vaqueros y, por supuesto, sin corbata. Despreciaban los actos protocolarios, sobre todo si en ellos participaba la Corona. Todavía se recuerda cuando una diputada podemita se llevó a su bebé al Congreso, amamantándole en su asiento. Y qué decir del socialista Pedro Sánchez, que llegó al poder con la bandera de la regeneración, que llamó «indecente» a Rajoy, y que tiene en estos momentos a su mujer, a su hermano y a su exministro Ábalos sentados en el banquillo judicial. ¿Gana la respetabilidad de España en el mundo al estar gobernada por un hombre rodeado de corrupción? Predican regeneración y son corruptos, pretenden abolir la prostitución y la consumen.
Es evidente la contradicción de la izquierda al llegar al poder entre su discurso y los hechos, entre sus promesas y sus incumplimientos. «La cruz en los pechos, y el diablo en los hechos». Doble moral. No hacen lo que Nazarín, personaje de Galdós: «Hago lo que me inspira mi conciencia». Actúan al margen de su conciencia, si la tienen. Y ello obedece a que la izquierda suele valorarse en función de sus buenas intenciones y no de sus resultados. La Segunda República española, pongamos, ha sido canonizada por ser República y por haber sido traída por ellos, al margen de sus resultados. Errejón, Monedero, Ábalos, el Tito Berni, Pedro Sánchez... no son ejemplares pero tienen buenas intenciones para con el pueblo. Esta arrogancia, esta superioridad moral no resiste su confrontación con la realidad. Además, no son ejemplares porque la derecha tampoco lo sería. Entretanto, con ellos se hunde un poco más, cada día, la nación.
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