Almaraz, sí; ¿nucleares, no?

Propongo vincular la continuidad de la central extremeña a inversiones en la industrialización de la región. Que se convierta en ese elemento tractor del sector industrial y que cuando en un futuro cierre, quede aquí esa industria funcionando

Francisco Javier Peinado

Secretario general de la Creex

Lunes, 24 de febrero 2025, 07:40

Malos tiempos para la lírica, cantaba Golpes Bajos hace más de un cuarto de siglo. Hoy, en realidad, lo que son es malos tiempos para ... el debate sosegado y riguroso. Todo, y quiero decir 'todo', se polariza y en todo hay que 'posicionarse', como se dice ahora; esto es, tomar partido aún sin tener todos los argumentos en la mano.

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¿Ejemplos?: desde lo más relevante (¿judíos o palestinos? ¿intervencionismo o desregulación? ¿universidad pública o privada? ¿globalización o nacionalismo? ¿gasto público o austeridad?) a lo más banal (¿Motos o Broncano? ¿Pedroche o Lalachus? ¿tortilla de patatas con cebolla o sin cebolla?) 'Posicionarse', en este argot, significa tomar una postura radical (no racional) y mantenerla por encima de cualquier lógica, haciéndose refractario a todo argumento en contra, por sensato que sea.

Por eso, soy consciente de que me meto en tierra pantanosa al abordar el tema de la continuidad o no de la central de Almaraz, pero quien me conoce sabe que digo lo que pienso, sin pelos en la lengua. Como decía Henry Ford, «pensar es el trabajo más difícil que existe, quizá esa sea la razón por la que tan poca gente lo practique». Porque como todo, este debate se ha polarizado, razón de más para tratar de aportar un análisis desde el sosiego y reflexión.

Qué duda cabe de que el funcionamiento de esta central ha aportado beneficios a la comarca. En términos de empleo, se habla de 800 directos y unos 2.000 indirectos (quizá una cifra exagerada, pero pongamos que son 1.500 en total).

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Para una región como Extremadura, estos empleos vinculados a una actividad industrial, unos directamente a la central y otros a empresas auxiliares de la planta, son muchos empleos, especialmente por el escaso peso de nuestro sector industrial.

Igualmente, es relevante la aportación para Extremadura en términos de impuestos: alrededor de 82 millones a las arcas autonómicas y otros 12 a las municipales.

Todo eso desaparecería si Almaraz echa el cierre, así como los 50 millones anuales de inversiones en mejoras que inducen actividad en empresas extremeñas.

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Otro factor relevante es la incidencia de la central en la demanda nacional de electricidad, nada más y nada menos que el 7% del total. ¿Se puede prescindir de esta aportación cuando las renovables aún no garantizan un suministro continuo y respuesta a picos de demanda? A ver si nos va a ocurrir como a Alemania, donde el cierre nuclear supuso, primero recurrir al mucho más contaminante carbón, y después echarse en brazos de Rusia para el suministro de gas, pagando la jugada con un incremento de precios y una inflación desbocada. ¿Estamos dispuestos a asumir esa subida de precios?

Con ser todo esto cierto, también lo son otras razones. Por ejemplo, la central lleva abierta 40 años, pero nunca se ha convertido, como quizá se esperaba, en elemento tractor para la industrialización de la comarca. No se ha creado un polo industrial alrededor de la central y su producción ha alimentado la industrialización de otros territorios, pero no de Extremadura. Esto es una realidad palmaria, tanto así que, como se ha mencionado, si cierra la central desaparece todo lo que hay alrededor, empleos, impuestos y la forma de ganarse la vida de mucha gente.

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Además, quien acepta una nuclear en su entorno acepta también el riesgo que conlleva (porque haberlo, haylo) y la contaminación a largo plazo que produce en cuanto a material radiactivo de desecho e instalaciones que tardarán decenas de años, incluso siglos, en estar limpias, si bien la propietaria de la central paga una tasa a Enresa por unos 165 millones al año para afrontar ese problema.

Tampoco ayuda el hecho de que las empresas propietarias de la central no se hayan pronunciado claramente reclamando su continuidad. En su día acordaron con el Gobierno el cierre y después han pedido que se rebajen las cargas impositivas a este tipo de energía (que han crecido nada menos que un 70% en cinco años, comprometiendo la rentabilidad de las plantas) pero ¿han presentado algún escrito o contrapropuesta que marque que están decididas a continuar? No, que se sepa, si bien es cierto que hay una orden ministerial que coarta solicitar la renovación de la autorización de Almaraz, y esta cuestión compete al Gobierno de España.

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Por todo ello, me atrevo a hacer una propuesta: vincular la continuidad de la nuclear de Almaraz (obviamente, con todas las medidas de seguridad, inversiones y modernización que sean necesarias) a inversiones en la industrialización de Extremadura. Que la central se convierta en ese elemento tractor del sector industrial y que cuando en un futuro cierre, quede aquí esa industria funcionando. ¿Están las empresas que hay detrás de Almaraz dispuestas a comprometerse en esto? Seguramente no nos podemos permitir que la central cierre, pero también debemos exigir que genere mayor valor añadido en el territorio.

Quisiera terminar con dos curiosas anécdotas o chascarrillos. La primera es que me llama la atención como los colectivos que clamaban 'Nucleares no', y exigían parar la central de Valdecaballeros, ahora estén por el 'Sí a la continuidad de Almaraz' (¿acaso Valdecaballeros no hubiese sido importante en términos de empleo e impuestos?).

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La segunda es el cambio de criterio de nuestra exministra de Transición Ecológica y hoy vicepresidenta en la Comisión Europea de Transición Limpia, Teresa Ribera. De promover el cierre completo de la producción nuclear a admitir la continuidad de cualquier energía que contribuya a la lucha contra el cambio climático, incluida la nuclear. Saulo se convirtió tras caer del caballo en su viaje a Damasco. A Ribera le bastó un viaje en avión a Bruselas.

Por eso, si le preguntan por: Almaraz sí o Almaraz no, haga como la inefable Mafalda de Quino cuando le preguntaban a quién quieres más, si a papá o a mamá: «¿Quiere usted la respuesta estándar o una explicación más completa de lo que siento por cada uno?».

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Salud y ánimo.

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