Nadie puede imaginar hasta qué grado de humillación está dispuesto Pedro Sánchez con tal de mantenerse en la Presidencia del Gobierno bajo el continuo chantaje ... al que está siendo sometido por el fugado de la justicia española Carles Puigdemont por el delito de rebelión contra el Estado español en 2017. Lo que pasó el pasado día 13, en la sede donde reside la soberanía nacional del pueblo español elegido democráticamente, por las exigencias caprichosas del chantajista mayor del Reino, Puigdemont, fue denigrante. Nunca debió consentirse esa humillante puesta en escena de un yihadista implicado en el atropello mortal en la Rambla principal de Barcelona y en los sucesos de Cambrils. La presencia testimonial del yihadista, Mohamed H. Chemial, para implicar al CNI en los atentados que tanto daño y dolor causaron a los ciudadanos catalanes, ha colmado el vaso de la humillación y sumisión de un presidente del Gobierno que sigue sin darse cuenta del daño que está infringiendo a este país con las concesiones arbitrarias a unos partidos políticos que se jactan de odiar a España y a todas sus instituciones. No vale todo, señor Sánchez. Todo tiene que tener su límite y usted se está saltando todos límites.

Publicidad

Todo el mundo sabe ya que le ciega el poder; pero no todo vale para mantenerse en él. Por encima de todo, está la dignidad y la coherencia. Sus pactos con Junts, ERC, Bildu, PNV y con todos los que le bailan el agua son panes prestados que algún día le dejarán tirado cuando ya no les sea rentable su apoyo. Todos están consiguiendo beneficios propios que nada benefician al resto de ciudadanos. Esa brecha que está originando entre unos y otros no se soluciona con dádivas oportunistas con el dinero de todos los españoles, se resuelve gobernando con equidad. Está más que visto que los que no quieren a España le han cogido la medida de su humillación y no le dejarán hasta conseguir sus aspiraciones separatistas mientras sus votos sigan marcando su política de traición. Con esta vergonzosa puesta en escena del yihadista Houli en el Congreso, Puigdemont ha conseguido lo que pretendía ante la pasividad de un Pedro Sánchez y una Francina Armengol que fue moneda de cambio para hacerse con la presidencia del Congreso. Nunca tan pocos votos costaron tanta humillación.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.

Publicidad