Cosas que funcionan en Cáceres
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ANÁLISIS ·
El autobús urbano y la Biblioteca Pública son ejemplos de servicio eficaz, aunque tampoco se libran de la lacra del incivismoComo esta semana la actualidad local queda en estado de hibernación aprovecho para hablar de un par de cosas de Cáceres que, como funcionan bien, ... damos por supuestas y no reparamos en ellas salvo cuando surge algún conflicto puntual: el autobús urbano y, sobre todo, la Biblioteca Pública del Estado.
Supongo que no todo el mundo estará de acuerdo en el tema del bus porque es cierto que algunas rutas son mejorables y que la frecuencia de paso es baja los fines de semana, pero quienes hemos sufrido lo que hay en otras ciudades valoramos en general el transporte público que se ofrece en Cáceres: puntual, eficiente y casi siempre poco concurrido, quizás a causa de ese impulso, que paradójicamente se da sobre todo en ciudades pequeñas, de ir en coche a todas partes aunque haya que pasarse un cuarto de hora dando vueltas para encontrar aparcamiento, amargarse la vida discutiendo con otros conductores o contaminando en atascos que ni siquiera son atascos de verdad.
En la lista de servicios que funcionan en Cáceres ocupa un lugar de privilegio la Biblioteca Pública, con una ubicación excelente, bien surtida de fondos, agilidad en el préstamo y un nutrido programa de actividades. Y gratis, por supuesto. Por ese lado no hay excusa para que Extremadura aparezca siempre a la cola en las estadísticas de hábitos de lectura, tanto de libros como de periódicos, un indicador aceptado en todo el mundo como uno de los que mejor definen el desarrollo de una sociedad. Si no lees se te nota y eres más fácil de manipular, y a Extremadura se le nota demasiado. Es cierto que venimos de donde venimos, pero a estas alturas de la película el discurso victimista ya no cuela y si no acabamos de salir del pozo alguna culpa tendremos. Por dificultad de acceso a los libros no será.
Pero como siempre hay quien se empeña en estropear lo que funciona, ni el autobús urbano ni la biblioteca se libran de la lacra del incivismo. A veces amargan el trayecto a los demás viajeros quienes no saben que existen auriculares para el móvil y llevan el altavoz a todo volumen, que no siempre son jóvenes con su música sino a menudo también señores y señoras que no pueden esperar cinco minutos a escuchar la última estupidez que les han mandado al wasap. Y pobre del amargado antisocial al que se le ocurra recriminarles. Como en la biblioteca eso no se consiente, el incivismo se cuela de una manera más sibilina y narcisista. Son los que se dedican a subrayar los libros prestados o anotar en los márgenes 'reflexiones' personales sobre lo que están leyendo. Hasta emoticonos dibujan algunos. Recientemente la Universidad de Extremadura lanzó una campaña llamada 'Si tu subrayas, yo no leo' porque ese hábito impresentable perjudica sobre todo a las personas con déficit visual, aunque si surte algún efecto nos beneficiaremos todos. Ojalá.
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