¿Qué ha pasado hoy, 22 de febrero, en Extremadura?

Las elecciones al Parlamento y al Consejo de Expertos de Irán se desarrollaron ayer bajo las restricciones de un sistema que llama a la participación ... como un deber patriótico, mientras cierra el paso a todos aquellos candidatos que resulten sospechosos para el núcleo más ortodoxo del régimen aunque formen parte de él. Año y medio después de la muerte de Mahsa Yina Amini a manos de la 'Policía de la moral' por llevar el velo de manera inapropiada, a la que siguieron protestas reprimidas con 500 muertes y 22.000 detenciones, los ciudadanos tuvieron que decidirse entre acudir a las urnas a sabiendas de que así avalaban la continuidad del régimen o rehusar el ejercicio de un derecho aparente al voto como gesto de abierta protesta.

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Nunca podrá conocerse a ciencia cierta el nivel que alcanzó la abstención, que algunas estimaciones previas situaban en torno al 60%. Pero tanto los hombres y mujeres que optaron por mostrar así su disenso como las autoridades con acceso a ese dato son perfectamente conscientes de que el sistema se sostiene bajo la negación de derechos y libertades fundamentales. Con un Consejo de Guardianes, integrado por doce intérpretes de los mandatos religiosos a los que queda reducido el Islam oficial, encargado de cribar las candidaturas hasta el punto de dejar fuera de concurso al expresidente Hasan Rohani. Y la omnipresencia del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, advirtiendo de que fuera del régimen que él encarna solo existen el vacío o la huida del refugio fundamentalista de su única verdad.

La autocracia iraní se basa, como todas, en la desesperanza. Degrada las elecciones con la intención de que solo los adeptos crean en ellas. Y conduce a la sociedad hacia un escepticismo tan abismal que solo los fieles puedan librarse de él, de modo que las personas con hambre de libertad se limiten, si acaso, a buscarla en su ámbito familiar y de relaciones más estrechas, en una vivencia estrictamente privada del descontento, ya que su exteriorización fuera del domicilio está condenada a lo peor sin juicio previo. Ayer se sintió necesariamente revalidada. Porque solo desde el fundamentalismo puede mantener su égida sobre el Eje de la Resistencia que trata de hacerse con Oriente Medio, sintonizar con Rusia para jactarse ante las debilidades democráticas de Occidente y perpetuarse sobre una población que trata de sojuzgar como un colectivo desengañado.

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