Como el gran experto en postimpresionismo que soy, he penetrado más y mejor que ningún otro erudito en el genio incomprendido de Vincent Van Gogh, y he llegado a la rotunda conclusión de que el loco visionario de Arlés sufrió una anticipación reveladora de lo ... que le ocurriría a una de sus obras un mal día de un futuro entonces aún lejano. Soñó Vincent que dos pijotontas ecofanáticas arrojaban una lata de tomate contra su lienzo de 'Los girasoles'. Pero aún peor fue que la premonición asaltara al genio mientras pintaba precisamente este cuadro. Entonces, airado y resignado al desastre, el universal neerlandés gritó: «Qué asco de mundo, le dan a uno ganas de cortarse una oreja y mandar la pintura a la mierda». Y aunque no cumplió la primera parte de su maldición (que se sepa), sí que abandonó 'Los girasoles' tal cual, y lo dejó a medio pintar, como quien dice, no hay más que verlo.
Escoge el plan de suscripción que mejor se adapte a tí.
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La víctima del crimen de Viana recibió una veintena de puñaladas
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.