El Humilladero, ermita de Cáceres

Desde Publio Hurtado, la historiografía tradicional y todos los que se dedican al ejercicio de 'recortar, pegar y colorear' sitúan en esta capilla el nacimiento de la cofradía de la Cruz, de donde, supuestamente, se trasladaría en 1500 al convento de San Francisco. Falsa especulación, pues su edificación es, como veremos, posterior al nacimiento de la hermandad, fundada el 3 de mayo de 1521.

La obra se inició el 1 de febrero de 1524, siendo mayordomo el zapatero Hernán Pérez. La capilla, de muy cortas dimensiones, de forma semicircular, de bóveda de horno similar a las existentes de San Blas o San Marquino y a la de la también desaparecida de San Marcos el Viejo, se cerraba con una reja que permitía a los viajeros que discurrían por lla Vía de la Plata contemplar su interior y encomendarse al iniciar o concluir el viaje.

En un principio, figuraba solo la insignia de la Cruz, hasta que Isabel de Ocampo regaló en 1540 la Virgen Madroño, imagen realizada en Flandes.

Pronto decidieron agrandarla. Confiaron al prestigioso cantero Pedro Gómez la traza, que ejecutaría principalmente Hernán López Paniagua en 1556. Al gótico espacio primitivo, agregaron un cubo renacentista, ricamente decorado con casetones y putti.

El 13 de septiembre de 1556, víspera de la fiesta de la Cruz, acordaron que presidiera la ermita un Crucificado, que nunca, a pesar de las afirmaciones de Publio Hurtado, encabezó la procesión de la sangre. Allí permaneció durante tres siglos hasta su traslado al Espíritu Santo.

La ermita sufrió los avatares de la Guerra de la Independencia y, sobre todo, la Desamortización. La otrora rica cofradía de la Vera Cruz, despojada de sus bienes, no podía mantenerla. Tras varios intentos de recuperarla, en el verano de 1903 fue derribada para levantar en su solar y patín la ya desaparecida fábrica de harinas del Humilladero.